La Universidad pensó en trasladar Montealegre, piedra a piedra, a León

De la misma manera que en los años cuarenta la monumental fachada barroca del abandonado monasterio de San Pedro de Eslonza se desmontó y se instaló, tal cual, en la iglesia de San Juan y San Pedro de la capital leonesa, el excepcional monasterio de San Juan de Montealegre podía haber corrido la misma suerte y haberse asentado en pleno campus de Vegazana. Ese era el objetivo de un plan que, según el escritor y archivero de la Universidad Alejandro Valderas, se redactó en los años noventa con el fin de -en la medida de lo posible- salvar el monumento de la ruina galopante en la que se encontraba desde hacía décadas. «En el archivo de la Universidad se conserva el expediente de una consulta sobre el posible desmonte de lo que queda de la iglesia para que fuera trasladada al campus universitario», explica este investigador. El proyecto no debió parecer viable a ojos de las instituciones académicas y administrativas, puesto que la idea se desechó y este hermoso cenobio sigue en un estado de abandono lamentable, sin señalizar, solamente protegido por una endeble valla y a merced de los estragos del tiempo y de actos vandálicos. «Parece que fue sólo una consulta ya que el plan se paralizó», observa Valderas. Archivero y autor de numerosos libros de investigación, recuerda que del monasterio sólo quedan restos de las cabeceras de las tres naves, estilo románico de entre los siglos XII y XIII. «En el año 1954 varios de sus capiteles y ménsulas románicas fueron recogidos y se expusieron en el Museo de los Caminos del Palacio Episcopal de Gaudí, en Astorga», dice. La Diputación lo compró Cita Valderas la obra de María Concepción Cosmen El arte románico en León. Diócesis de Astorga, León (Universidad, 1989), donde esta autora anota, además, que las ruinas fueron adquiridas por la Diputación de León para -también- ser trasladadas a un «lugar más accesible». Montealegre pertenece al ayuntamiento cepedano de Villagatón, aunque geográficamente se asoma a la hoya berciana, una zona muy escarpada y montañosa y en la que se encuentran varias escombreras procedentes de explotaciones mineras, la mayoría abandonadas. Este verano, la activa asociación cepedana Ordoño I editó un libro, Recorridos por la Cepeda , firmado por quince autores, que repasa (y sobre todo denuncia) el estado del patrimonio histórico y natural de la comarca. El periodista Tomás Álvarez se encargaba en él de explicar la situación de Montealegre: «Dependió, en origen, del monasterio de San Martín de Montes, y pasó luego a los hospitalarios, quienes debieron construir la iglesia románica, de la que sólo quedan ruinas». «En la primera mitad del siglo XX, cuando el erudito Gómez Moreno visitó el lugar, el templo estaba aún en buen estado, con su gran torre y su magnífico ábside poligonal», comentaba, recordando asimismo que Cosmen estimaba que la obra «es protogótica, de los primeros años del siglo XIII, justo después de que el templo pasara a la orden de San Juan de Jerusalén. Su planta correspondería a un templo de tres naves, con la central más ancha. Los ábsides laterales tienen una anchura de 3,5 metros, en tanto que el central es de 5,5». Recordaba Álvarez que hacia 1940 «se cayeron las bóvedas y en la segunda mitad del XX fueron derruyéndose distintas partes. «Los ajedrezados de sus ventanales fueron robados apenas hace una década», escribía. En la actualidad quedan unas románticas ruinas pero los restos de valiosas pinturas murales siguen aún aferrados a sus paredes.