Diario de León

EL INVENTO DEL MALIGNO | JOSÉ JAVIER ESPARZA

Narciso

Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

Creado:

Actualizado:

USTED ya se habrá enterado de esto, y si no, es que no vive en el mundo (lo cual le envidio). La cosa es que Antena 3 ha estrenado un reality-show que se llama La vuelta al mundo y donde concursan parejas seleccionadas previo casting, o sea, según considere la productora que van a dar mejor juego en materia de audiencia. De repente, alguien cantó: en una de esas parejas había un sujeto que ha cumplido condena por asesinar a sus padres a tiros, nada menos. Antena 3 retiró al concursante, como es lógico, invocando «sus antecedentes». Hasta aquí, la historia es triste, pero relativamente tolerable: el mejor escribano echa un borrón, al programa se le coló un sapo y la cadena lo ha echado como ha podido. Bueno. Ahora bien, es que la historia no acaba ahí: dispuesta a explotar el inesperado filón de audiencia que ese sujeto le proporcionaba, La vuelta al mundo le hizo aparecer en pantalla explicando su salida del programa. Era notable el gesto de dolor y compañerismo de Óscar Martínez, el presentador, el cual, no obstante, había proclamado bien alto días antes que nunca se iría de viaje con George Bush. ¿No se iría con Bush y se quería ir con este otro? Qué singular mentalidad Y en fin, ahí apareció el sujeto, de nombre Cyril, echando leña a la máquina del share. «Los medios no te dejan retomar tu vida ni abandonar tu pasado», decía ese señor; «no quiero seguir dando coba a los medios para que me linchen».

La novia apoyaba: «es una persona especial». Especial, sí. En otro momento del programa, el protagonista del lance había dicho: «Yo me quiero muchísimo». Semejante declaración delata la mano de un psicoterapeuta de mala escuela. A este muchacho, según parece, alguien le ha convencido de que es una sublime persona.

Conocemos el mecanismo: Fulano ha hecho mal y siente remordimientos; esos remordimientos le amargan la vida; por tanto, curémosle la amargura anulando la noción de mal y, por esa vía, neutralizando los remordimientos.

El problema es qué ocurre cuando ese mal pertenece a un género tan atroz como el que nos ocupa. ¿Anularlo no equivale a multiplicar los riesgos, digamos, sociales? Con gente así, Dostoievski no habría podido escribir Crimen y castigo ; por falta de material. En realidad no habría podido escribir ni ese libro ni ninguna otra cosa, porque la única realidad visible es la de unas almas planas que se miran en el espejo -”también plano-”de Narciso, ese que hace que te enamores de tu propia imagen. Cyril se quiere muchísimo y, más aún, nos exige que también nosotros le queramos, porque, al fin y al cabo, sólo ha matado a sus padres, y es injusto que por esa minucia no le dejemos concursar en televisión. Nos hemos vuelto locos. Definitivamente.

tracking