«Tocar desafinado ya pasó a la historia. No tiene perdón de Dios»

Sólo los titulares de su vida musical dan para una larga lista de acontecimientos, discos y canciones. Porque Los Secretos son la historia más larga del pop español. Y puede que una de las más prolíficas en cuanto a un repertorio que coquetea con el country desde los anteriores tiempos de Tos, banda inicial de los hermanos Urquijo, que deriva hacia los acelerados ritmos de la new wave británica de los 80 e irrumpe en forma de éxito incontestable con Déjame, en 1980, canción bandera de la movida madrileña que ellos traducían a su particular travesía por el pop sentimental.

Pero estamos en el 2009 y Los Secretos de Álvaro Urquijo conservan todo su vigor. Han superado tragedias personales como la desaparición de dos de sus baterías, Canito y Pedro A. Díaz, y la del insuperable Enrique Urquijo. Y el gran salto en el tiempo lo han dado sin renunciar ni a un solo acorde de su biografía. Con más de veinte discos, entre recopilatorios y directos, que tuvieron un broche que no cierra nada sino que abre un nuevo futuro, con el histórico concierto del 10 de octubre de 2008 en el que ellos sí llenaron la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Ahora, aterrizan en el León Arena con la gira Gracias por elegirme, en la que reciben la calurosa respuesta de su público. Son Ramón Arroyo, guitarra; Jesús Redondo, teclados; Juanjo Ramos, bajo; y Santi Fernández, batería. Pero habla el líder, Álvaro Urquijo, que en los días de descanso compone los nuevos temas del próximo disco de estudio de Los Secretos, banda incombustible e interminable. Al teléfono, Urquijo pone unos acordes de una maqueta que se convertirá pronto en canción.

-”¿Qué hace un músico como usted en un día de descanso entre tanto concierto?

-”Descansar, pasar el tiempo con la familia o, como ahora, componiendo. Escucha-¦

-”Suena muy bien. ¿Es fácil componer ahora con tantos medios?

-”Las canciones no son fáciles de hacer. Ahora, con la tecnología, y por suerte con una casa grande que me ha costado 28 años de mi vida, puedo trabajar a mi aire. Tengo un pequeño estudio en el que trabajo. Pero aunque soy muy malo, me gusta grabar las baterías de las maquetas. A mí las cajas de ritmos-¦

-”Le parecerá increíble, usted que conoció las grabaciones artesanales-¦

-”Es impensable tener la tecnología que tenemos ahora. En realidad, ni soy informático, ni experto. Pero tienes a tu alcance una tecnología aplicada y con un ordenador puedes adelantar mucho trabajo. Luego, andamos cada uno con nuestro pendrive y las cosas que hemos grabado. Además, casi vivo pared con pared con Jesús Redondo. Lo bueno de todo, para nosotros, es que hemos vivido lo artesanal. Y ese concepto es fundamental para la música.

-”Y ahora, con todo, ¿qué es la música para usted?

-”La música es emoción. Cuanto más aprendes, más cosas aprecias y disfrutas. Lo comparo con bucear a cuatro metros con un equipo de submarinismo. Con el tiempo tienes más recursos y más tiempo para apreciar lo que ves y lo que sientes.