Diario de León
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Fernando Iturribarria | madrid
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A Raymond Domenech le crecen los enanos. Tras la polémica con la mano negra de Thierry Henry, ahora le toca lidiar con la faena de Franck Ribéry y sus colegas juerguistas. A menos de dos meses del Mundial de Sudáfrica, un lío de faldas de pago sacude el vestuario de la selección francesa de fútbol. Prostitución, proxenetismo y corrupción de menores son los ingredientes del explosivo cóctel servido en un puti club de lujo de París.

«Las azafatas le acogerán en un marco caluroso», reza la propaganda del Café Zaman, un establecimiento nocturno situado en una galería comercial de los Campos Elíseos. La temperatura bajó de golpe el lunes de la pasada semana cuando la policía irrumpió en el local y se llevó detenidas a una veintena de mujeres. Cuatro personas están desde entonces en la cárcel: el dueño del burdel, dos intermediarios y un tal Abou, un marroquí procedente del mundillo nocturno de Lyon, sospechoso de suministrar jovencitas de origen árabe que llevaba varios meses con el teléfono pinchado.

A Domenech el caso le salpicó el sábado por la noche cuando M6, la cadena televisiva en la que trabaja de periodista su mujer, Estelle Denis, reveló que entre los clientes del harén figuran cuatro futbolistas internacionales. Dos de ellos, Franck Ribéry y Sidney Govou, coincidieron la semana pasada por los pasillos de la Brigada de Represión del Proxenetismo. Fue un insólito anticipo de su cita el miércoles con sus clubes en la semifinal Bayern de Múnich-Lyon de la Liga de Campeones. Las quinielas siguen abiertas sobre la identidad de los otros dos implicados. Se sabe que uno juega en un grande de España y el otro en un equipo del sur de Francia. También se dice que son musulmanes y relacionados con Lyon. La Gazzetta dello Sport adelantó en su página web los nombres de Karim Benzema y Hatem Ben Arfa. El problema es que una de las moras de la morería a peaje era menor de edad cuando comenzó a vender sus encantos a los futbolistas en los terceros tiempos de las mil y una noches.

La Fiscalía de París confirmó ayer la implicación de Ribéry. El juez Dando decidirá si le inculpa o no. El delito al que se expone el jugador pretendido por el Madrid es solicitar relaciones sexuales con una prostituta menor de edad y está penado con hasta tres años de prisión y 45.000 euros de multa. Según fuentes de la investigación, el futbolista declaró en los interrogatorios a los que ha sido sometido -"en calidad de testigo y no como imputado-" que comenzó a frecuentar a la muchacha en 2009 pero que ignoraba que tenía menos de 18 años.

Empleados de la galería comercial en la que se encuentra el cabaret oriental han relatado que, al día siguiente de los partidos internacionales en el Stade de France, solían ver a los futbolistas salir del local cuando ellos iban a trabajar. Estos testigos cuentan que las chicas se peleaban a veces por disputarse los favores de los jugadores y que algunas corrían al cajero automático con la tarjeta y el código que sus clientes les habían confiado durante las placenteras prórrogas.

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