Diario de León

balonmano. Mundial de suecia

Empate con sabor a victoria

España saca su espíritu irreductible y arranca unas tablas a la favorita Francia

El lateral español Joan Cañellas intenta un lanzamiento ante la defensa de Sorhaindo.

El lateral español Joan Cañellas intenta un lanzamiento ante la defensa de Sorhaindo.

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javier villanueva | kristianstad
León

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Una parada en el último segundo de Arpad Sterbik a lanzamiento de Luc Abalo permitió a España lograr un épico empate (28-28) ante el todopoderoso conjunto francés, que pagó el exceso de relajación de la segunda parte con una igualada impensable al descanso. Tablas que servirán al equipo español para acceder a la segunda ronda con tres puntos, los mismos que el combinado francés, y uno menos que Islandia, que se perfila como el gran rival del equipo español para acceder a las semifinales.

Fue un premio excepcional para la selección española, que no pudo empezar con más dudas el encuentro, ante un rival que no suele perdonar ni un sólo fallo de su rival, tal y como pudo comprobar España, que apenas pasados cinco minutos de juego ya marchaba con una desventaja de cuatro tanto (5-1).

Un par de fallos en el lanzamiento, así como algún que otro impreciso pase, condenaban a los Valero Rivera a tener que remar contracorriente nada más iniciado el partido, una situación nada recomendable cuando enfrente está el vigente campeón olímpico, mundial y continental.

Ni el carácter irreductible, que había permitido a la selección española superar sus peores momentos en anteriores partidos del Mundial, sirvió en esta ocasión al combinado nacional, que pagaba cada mínimo despiste con un nuevo gol en contra. Una circunstancia que permitió a Francia conservar una y otra vez los tres goles de ventaja que logró al principio. Francia lograba su máxima renta (18-13) al llegar al descanso. Ventaja que el cuadro español, pese a no rendirse nunca, apenas fue capaz de reducir en la segunda mitad, en la que los de Valero Rivera siguieron a expensas de un equipo francés, que no pareció deseoso, a diferencia de lo ocurrido ante Alemania, de castigar en exceso a su rival.

Una circunstancia que permitió a España situarse a tan sólo tres goles (27-24) a menos de seis minutos para la conclusión. Marcador que obligaba de nuevo a Francia a meterse en un partido, que ya había dado por ganado desde hace muchos minutos, un tremendo error, como pudo comprobar finalmente el gigante galo.

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