Por la puerta grande (28-27)

El Reale Ademar convirtió su semifinal de la Copa Asobal ante el Atlético de Madrid en un huracán de emociones. Hubo entrega, pasión, ambición, compromiso, concentración y sobre todo hambre de ganar. La mezcla resultante entró en ebullición los sesenta minutos que duró el partido y acabó oscureciendo a un grande como es el Atlético, subcampeón de Europa. Fue una victoria épica de esas que se recordarán durante mucho tiempo porque se consiguió a escasos segundos para el final cuando el brazo tiembla a la hora de lanzar. Por fortuna el Reale Ademar tiene un «9» que destaca por ser un tipo decidido. Responde al nombre de Antonio García y de su poderoso brazo salió el misil que encontró un hueco imposible en la portería defendida por Hombrados. Su lanzamiento puso el 28-27 definitivo y aunque los rojiblancos aún tuvieron diez segundos por delante para forzar la prórroga emergió entonces la figura del meta Vicente Álamo en el último segundo para sellar el pase a la final.

Fue el mejor premio a un partido enorme, jugado de poder a poder, donde las alternativas y las dominios cambiaban por completamente en cuestión de minutos. Fue también el mejor partido de dos de los nuevos fichajes del cuadro leonés: el pivote Rafa Baena, máximo goleador además del encuentro, y del central Ferrer, que no terminaban de encontrar su hueco en el equipo. Fue en definitiva, la mejor versión del Reale Ademar.

La agresividad defensiva marcó desde el inicio esta segunda semifinal de la Copa. De entrada el técnico rojiblanco Talant Dujshebaev planteó una defensa mixta con especial atención a Antonio García mientras que el equipo leonés lo hizo con un 6-0 que arropaba bien al croata Venio Losert bajo los palos.

El Palacio era una caldera rugiente y su aliento motivó sobremanera a un Ademar que desde el inicio le dejó claro al Atlético de Madrid que el billete a la final iba a ser muy peleado. La afición leonesa tiene esa virtud: le da el equipo la carga eléctrica que necesita para afrontar partidos marcados por la épica como el de ayer.

Defensa y portería funcionan en ambos lados. Cuando no pueden correr los ataques posicionales se espesan estrellándose en las dos murallas humanas que tienen enfrente. Los goles suben con cuentagotas. 6-6 en el minuto 16. Respecto al partido de liga del sábado que el equipo leonés perdió claramente ante los rojiblancos se ve muy pronto que aprendieron de los errores. El Atlético no puede lanzar con tanta comodidad de larga distancia y la conexión al pivote tampoco le funciona. Lo malo es que lo mismo se puede decir del Reale Ademar. Por suerte el equipo leonés comienza a derivar su juego de ataque hacia el pivote Rafa Baena que responde con dos dianas consecutivas para iniciar su recital que le convirtió en el máximo realizador con ocho dianas.

Al final de los primeros treinta minutos el empate a trece reflejaba lo visto. Todo por decidir y las espadas en todo lo alto.

El segundo tiempo arranca con el Ademar poniéndose por delante con dos goles consecutivos de un Rafa Baena que ya lleva cinco y está haciendo todo un roto entre la defensa rojiblanca. El equipo leonés aumenta aún más su agresividad se pone arriba y el Palacio ruge de nuevo al grito de «¡Sí se puede!». Jugando a la contra el equipo leonés endosa un parcial de 5-0 a su rival y abre la brecha hasta un 24-18 hecho a base de raza.

Pero el Atlético defiende título y mete a los leoneses un parcial de 6-1. Las tornas han cambiado. Empate a 27 menos de un minuto y ataca el equipo leonés. Isidoro pide un tiempo a falta de 37 segundos para preparar un ataque que vale un pase a la final de la Copa Asobal. Ataque largo el balón circula y Antonio García bate a Hombrados. Restan diez segundos pero ahí aparece Álamo.