Una marea de aficionados inunda Riello
Riello recibió con los brazos abiertos a esa marea de gente que, durante algo más de siete horas, inundó las calles del municipio para disfrutar con el Rally de Omaña.
Unas seis mil personas colonizaron la zona desde bien temprano. No cabía un alfiler en los bares y todas las casas rurales estaban completas. Las conversaciones giraban en torno a una retahíla de vehículos, hasta 49, incluida alguna joya del automovilismo, que esperaba, con el motor en silencio, por el inicio de la prueba. Alguna que otra carrera, nevera en mano, para situarse en ese espacio que protege del sol sin perderse ni un solo chispazo de buen pilotaje, aunque a veces parezca un suspiro y haya que saborearlo con retardo. ‘El Lobo de Meira’ fue, sin duda, el más aclamado. Terminó la carrera y, repentinamente, los aficionados comenzaron a buscarle para hacerse una foto con el campeón de España y, a poder ser, junto a su Porsche 911 GT3, una auténtica bestia. Todo salió según lo previsto, sin ningún tipo de incidente, más allá de ese granizo que cayó en la segunda parada y echó a unos cuantos coches de la calzada. Después volvió la lluvia, que no deslució el espectáculo.