Diario de León

BALONMANO

El Barça suda para golear en León (26-40)

El Ademar planta cara al líder invicto de la Asobal, que a falta de 15 minutos sólo ganaba por cuatro .

Pedrag Vejin intenta lanzar a portería ante la férrea oposición del ex del Ademar, ahora jugador del Barça, Viran Morros.

Pedrag Vejin intenta lanzar a portería ante la férrea oposición del ex del Ademar, ahora jugador del Barça, Viran Morros.

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sergio c. anuncibay | león
León

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El Barcelona no dio ninguna opción al Ademar en el Palacio (26-40). Las diferencias entre ambos equipos, actualmente, son insalvables. Da igual que le pongas todo el corazón posible porque el bloque azulgrana te cae encima como una losa de mil toneladas. Ningún equipo de la Asobal ha sido capaz, si quiera, de plantarles cara, a excepción del Huesca, que perdió por ‘sólo’ seis goles.

Dani Gordo había dicho en la previa que el objetivo era competir, estar en partido el mayor número de minutos posible. Lo hicieron. Obligaron al Barcelona a sacar a relucir todo su repertorio. De hecho, Xavi Pascual tuvo que pedir un tiempo muerto mediada la segunda parte porque los leoneses se habían acercado a sólo cuatro goles (24-28), tras un parcial de 12-8. Richi, que hace un año jugaba en Primera Nacional, puso a la grada en pie tras batir a Saric. Le tocaba defender a Karabatic. Y prácticamente a la siguiente jugada sufrió una exclusión. El francés, después de un contragolpe culminado por Víctor Tomás, puso desde los seis metros el 24-30.

Aún faltaba por aparecer Saric, que desbarató cualquier conato de remontada. Y Juanín, uno de los mejores a la contra. Entre Rutenka y Nodesbbo terminaron por completar la faena, con permiso de Lazarov que, cuando la defensa marista taponaba la conexión con el pivote, soltaba un cañonazo desde nueve metros que desatascaba la transición. De nada sirvió la aportación del lateral ruso Álex Tatarintsev, que firmó una gran primera parte. Hizo seis goles en 20 minutos. Pero prácticamente nadie le acompañaba en ataque. Ni el desparpajo de Piñeiro —batió a Sterbik con una vaselina perfecta— ni la entrada de Víctor Alonso, totalmente recuperado, evitaron que el Barça enfilara el túnel de vestuarios con ocho goles de ventaja, la máxima renta de toda la primera parte (12-20).

El descanso le vino bien al conjunto marista, que no quería ser convidado de piedra frente a su afición. Alberto Molina cogió el bastón de mando en la dirección del equipo. Los leoneses salieron en trombra. Tatarintsev, primero, y Mario López, después, redujeron la distancia a seis goles. Apareció Vejin y otra vez el joven extremo leonés que, a pesar de fallar dos contragolpes al principio del partido, pudo resarcirse con cuatro tantos en el segundo acto. Eran los mejores minutos del Ademar, que, con su coraje, consiguió que la grada creyera en la machada. De poco importó que, al final, el Barça ganara de catorce. Lo de ayer fue una clase magistral para muchos. Un premio.

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