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«La baza» del Palacio
Richi se aferra a la afición y al hambre del Ademar para dar un puñetazo en la mesa durante la segunda vuelta.
Ricardo Díez, durante el encuentro entre Abanca Ademar y Guadalajara en el Palacio.
Ricardo Díez se agarra a la «baza del Palacio» para dar un paso al frente en esta segunda vuelta. «En casa tenemos que ser fuertes y hacernos respetar», advierte uno de los tres capitanes del Abanca Ademar, quien reconoce que después de 15 jornadas «podrían estar un poco más arriba en la clasificación —ocupan la séptima plaza», aunque hace un «buen balance» a pesar del «par de puntos —matiza— que se nos escaparon con los empates frente a Villa de Aranda y Aragón».
Si bien, entiende que esa irregularidad que han podido mostrar en lo que va de campaña es consecuencia de la juventud de una plantilla que también tuvo que rearmarse en verano, tras la salida de varios de sus puntales. «Somos un equipo relativamente nuevo y enlazar todas sus piezas requiere algo de tiempo», explica el lateral leonés, quien asegura, según su experiencia, que a partir de febrero subirán de prestaciones. «Nosotros tenemos que ir hacia arriba en esta segunda vuelta y habrá otros equipos que se desinflen. Somos un grupo muy joven, con hambre, y eso se tiene que notar», señala.
Afirma que después de la Copa Asobal, que supuso para el grupo un desgaste anímico importante, el Abanca Ademar debe despojarse de cualquier tipo de presión por alcanzar los objetivos y centrarse, exclusivamente, en su próximo compromiso, sin mirar al final de la temporada.
«Para lo que queda de Liga tenemos que aferrarnos a lo nuestro, a esa garra y entrega, pero sobre todo al Palacio y a nuestra gente, para ir dando golpes encima de la mesa», subraya. «No podemos obsesionarnos y pensar en Europa. Hay que saber de dónde venimos y desde ahí mejorar individualmente para ayudar al equipo», considera Richi, quien ha visto en el último año como ha pasado de tener una presencia testimonial en el siete a jugar muchos minutos de calidad e, incluso, a convertirse en uno de los capitanes del equipo, junto a José Mario Carrillo y Rogelio Llamazares, los tres leoneses.
«No hace tanto, muchos llorábamos porque creíamos que el Ademar iba a desaparecer. La afición y la gente de la casa han hecho que continúe vivo», recuerda. Es consciente de que la exigencia aquí es máxima y «eso es bueno», justifica, pero, según declara, hay que tener los pies en el suelo y no olvidarse del proceso de reconstrucción al que se ha visto obligado el club.
«La afición tiene que saber que vendrán más derrotas, pero, aunque perdamos, tenemos que darlo todo en la pista y demostrar durante los sesenta minutos que no damos un balón por perdido», matiza.
Volverán a la carga el sábado 7 de febrero, contra el Zamora en el Palacio. Hasta el 12 de enero estarán de vacaciones. La Liga Asobal se reanudará cuando concluya el Mundial de Catar, donde Manolo Cadenas peleará con los hispanos por una nueva medalla.