Diario de León

FÚTBOL. LIGA DE CAMPEONES

El Sevilla cae y se la juega en Lyon

El árbitro Clattenburg fue el gran protagonista al expulsar a Vázquez y Sampaoli y pitar un penalti dudoso a favor de la Juventus El equipo hispalense, desquiciado.

Gabriel Mercado, caído en el terreno de juego tras recibir un golpe durante el encuentro. VIDAL

Gabriel Mercado, caído en el terreno de juego tras recibir un golpe durante el encuentro. VIDAL

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LUIS F. GAGO | SEVILLA

Perdió el Sevilla de manera injusta en un disputado duelo en el que el árbitro fue el triste protagonista en detrimento de los andaluces (1-3). El partido entre el Sevilla y la Juventus se miraba con recelo por parte local. Sólo necesitaban los andaluces un punto para clasificarse para octavos de final y dejar en el recuerdo este año su competición fetiche de la Europa League. Las bajas turinesas de Dybala e Higuaín las cubrieron Cuadrado y Mandzukic, que disputaron con ganas y energía el choque para deleitar a Allegri y que no se arrepintiera del plan B contra el Sevilla tras el fiasco cosechado en la última jornada del grupo en casa, cuando empató en el último minuto ante el Olympique de Lyon y complicó la clasificación al campeón europeo.

Para ser uno de los favoritos, la ‘Vecchia Signora’ plantó un sistema de equipo débil en su visita a Sevilla. Esa falta de temeridad la aprovechó Pareja antes de los 10 minutos para marcar de una preciosa volea desde el borde del área que acercaba a sus compañeros a octavos. Con el 1-0 en el marcador nada más empezar, todo iba encaminado hacia la alegría. Los sevillistas incluso gozaron de varias ocasiones de las botas de un espléndido Escudero, que fue un puñal en su banda. Sin embargo, apareció un protagonista que nunca debe serlo. El árbitro Clattenburg, casi al borde del descanso, pitó dos jugadas que cambiaron el rumbo del partido. Primer expulsó por doble amarilla, la segunda más que dudosa, al ‘Mudo’ Vázquez, para a los pocos minutos señalar un penalti a favor de la Juve que acabaría convirtiendo Marchisio.

En mitad del enfado por el calamitoso arbitraje, se trataba de ver cómo reaccionaría este Sevilla distinto con un hombre menos, en la Liga de Campeones y frente a todo un equipo legendario como era la Juventus. Volvieron a sorprender los jugadores sevillistas. Tuvieron durante más de un cuarto de hora encerrada en su área a la escuadra transalpina pese a la inferioridad numérica ante el aspecto atónito del rival y la vibración de la grada del Pizjuán.

En mitad de un carrusel de tarjetas amarillas para los turinenses llegó al graderío sevillista el eco del tanto del Lyon en Zagreb que obligaba a los andaluces a lograr como mínimo el empate. Porque de no conseguirlo se jugarían el pase en Francia y era un duelo al que acudir con los deberes hechos. Los nervios por el tanto galo hizo mella en el juego sevillista. El arranque de orgullo tras la expulsión de Sampaoli se vio frenado frente a la templanza por saber que el empate valía a los dos contendientes, sobre todo a un Sevilla que estaba remando hacia la orilla sin ahogarse. Pero no dio sus frutos. Los tantos de Bonucci y Mandzukic en el tramo final condenaban al Sevilla a jugarse el pase a octavos en Lyon, donde le vale incluso perder siempre que sea por la mínima.

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