Diario de León

El Atlético resbala en Dortmund

Los rojiblancos encajan una goleada tras firmar una segunda parte desastrosa.

Griezmann no tuvo su día y eso lo notó un Atlético que cayó con estrépito en Alemania. VOGEL

Griezmann no tuvo su día y eso lo notó un Atlético que cayó con estrépito en Alemania. VOGEL

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IÑAKI DUFOUR | DORTMUND

Una derrota sonora y rotunda, un 4-0 en Dortmund, golpeó en la Liga de Campeones al Atlético de Madrid, devorado por la eficacia de su adversario, doblegado en la peor derrota de la era Simeone, víctima de un batacazo impensable y comprometido al límite su objetivo del primer puesto.

El marcador quizá fue exagerado, quizá no hubo tanta diferencia en el juego, sí abrumadora en la pegada arriba, pero un resultado tal no fue una casualidad, porque el Atlético cometió errores atrás, porque la sustitución de Saúl Ñíguez no pareció acertada y porque no fue a por el partido hasta el segundo tiempo, cuando ya perdía 1-0.

Es cierto que en el 1-0 en contra no tuvo suerte, un disparo raso de Witsel desde el borde del área cerca del descanso que no tenía otro destino que las manos de Jan Oblak hasta que impactó en el pie de Lucas Hernández, desviado definitiva e invariablemente hacia el lado contrario para hacerlo inalcanzable para el portero esloveno.

Pero igual de cierto es que el Atlético, más allá de una puesta en escena prometedora, sólo contó media ocasión en todo el primer tiempo.

La posesión entonces, también después, salvo algún rato, supuso una carga pesada para el Atlético, que de principio le valió para contener cada transición veloz que intuía de su adversario, pero para poco en ataque; muchos amagos, algún centro y ninguna oportunidad, todas frustradas cuando el balón necesita más agilidad, más inventiva, cuando la precisión define si habrá o no ocasión. Hasta ahí no sufrió el Atlético. Después, en el viaje hasta el descanso, sí sintió ya la rapidez de su rival.

Todo ello concentrado desde el minuto 20 al descanso, cuando el Atlético perdió el control del encuentro. La consecuencia ofensiva, sumada al primer cambio al descanso, con la entrada de Rodrigo, hoy por hoy esencial en el Atlético, por Thomas en el medio centro, al que movió además a Koke, fue palpable, por el agobio ya evidente de su rival, pero sobre todo por el hecho más tangible de todos: la cantidad y claridad de las ocasiones. En seis minutos de la segunda parte, dobló no sólo toda la sensación en ataque de la primera, sino también sus oportunidades. Por la presencia de Rodrigo y, sobre todo, por el paso adelante no sólo sobre el ‘tablero’ verde en cuanto a la presión, evidentemente bastantes metros más arriba, sino también en la ambición, la pretensión y la renovada vocación ofensiva del equipo a la caza del empate, el Atlético era mejor que antes y que su rival. Y el partido se escapó ya sin remedio, con el 2-0 de Guerreiro. Luego llegarían otros dos más.

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