El mundial se queda sin el equipo de fútbol que juega por los pobres

Se consumó el drama nacional. Además de la grave crisis económica, los argentinos sufren la humillación futbolística. Su orgullo y dignidad, para sobrellevar la crisis unas semanas, estaban depositados en su selección pero Argentina se estrelló contra la defensa de Suecia y acabó llorando. El Mundial se ha quedado sin otra de las grandes favoritas al título, que en el partido decisivo, en el que sólo valía la victoria, fue una selección reiterativa que se atascó ante el sistema defensivo de Suecia y fue incapaz de marcar un gol hasta la recta final, en la que gracias a un penalti pudo seguir soñando, pero ya a la desesperada. Aunque lo intentó hasta el último momento, Argentina no iba a arreglar en el tiempo añadido lo que no pudo solucionar en 90 minutos. La frustración del equipo quedó reflejada en las lágrimas de Batistuta, en su último Mundial, del Piojo López o de Crespo al final del encuentro, porque esta selección deseaba más que nunca el título en Japón para ofrecérselo al sufrido pueblo argentino y regresa a casa fracasada. Aunque cayó en el grupo de la muerte, a Argentina, con los jugadores y el carácter que tiene, se le exigía pasar a octavos y luchar por el Mundial. Pero se ha despedido con un solo triunfo, y con una imagen decepcionante en un choque vital ante los suecos. El poderío físico y el orden de Suecia pudo con la calidad de los argentinos, que no tuvieron ideas ni capacidad de sorpresa. Sus únicos recursos fueron los centros bombeados al área, donde los defensores suecos siempre salieron triunfantes ante los desafortunados argentinos.