Como Adán en el día de la madre

Así estarán los argentinos, confundidos como Adán en el día de la madre, sin saber a quién echarle la culpa y menos a quién felicitarle. Con Francia, eran los grandes favoritos y los dos están de vuelta a casa, o a un lugar remoto e invisible, en donde poder esconderse de la vergüenza que sentirán los jugadores, por no haber podido dar una alegría a un pueblo que atraviesa momentos muy duros y me refiero sobre todo a los argentinos. Los franceses al fin y al cabo se toma el fútbol de otra manera, aunque no tanto el chauvinismo, pero es sin duda otra historia. Zidane y sus amigos son todavía los campeones del mundo y de Europa, pero Batistuta tenía fundadas esperanzas de despedirse con un mundial, al igual que Simeone. Los suecos les han dado el jaque mate en un choque eminentemente táctico. Ninguno de los seleccionadores ha querido salirse del tablero y al cuadriculado planteamiento de Bielsa, le han sobrado alfiles y diagonales y no han encontrado caballos para saltarse algunas casillas. Quien sí salió de sus casillas fue Caniggia, que fue expulsado del banquillo en una acción que reflejó con claridad, toda la picaresca que tiene el fútbol por el territorio austral. Uno de los utileros que estaba a su lado, recibió la orden del segundo entrenador para que saliera del banquillo, como queriendo fingir ser el protagonista del acto, pero no coló, se fue Caniggia expulsado, sin jugar un solo minuto y con su equipo eliminado. Seguramente se sintió, inútil como cenicero de moto. Argentina presentó novedades en el equipo, Placente no estaba y en su lugar jugaba Chamot, Verón en el banquillo con Aimar en su posición, mientras Almeida hacía de Simeone. Eran cambios de nombres, pero no de funciones. Sorín y Zanetti aparecían continuamente como interiores, llegando a posiciones de remate, de hecho Sorín fue el que más remató a portería, con el Piojo López en la banda izquierda y el Burrito Ortega en la derecha. Batistuta en el centro esperaba los remates. Todos sabemos que Bielsa es un hombre metódico, que no le gusta salirse del guión establecido, pero esta vez, puede que haya sido la rigidez y el método quien le haya condenado. No hubo épica en el juego argentino y los suecos supieron defender muy bien. Hay tres opciones que tiene un defensor ante el ataque de un jugador, la primera es la anticipación, que los amarillos ejecutaron a la perfección, no dejando recibir el balón a los delanteros argentinos, la segunda opción es evitar las entradas precipitadas tirándose al suelo para evitar ser desbordados y hacer faltas peligrosas, y la tercera es la de acompañar al delantero amagando la entrada y corriendo con él para no ser desbordado. Los defensores suecos rozaron la perfección y estuvieron serios, como perro en bote, diría algún castizo porteño. Argentina eliminada y todo un país llorando por ella. C''est la vie, le diría un solidario francés.