Hiddink hace historia para Corea

Corea, primera de grupo. Corea, en octavos. Corea, contra Italia en busca de los cuartos. Si Hiddink se nacionalizara coreano podría presentarse a presidente de la nación. Tendría muchas opciones de ganar. Lo que ha conseguido con la selección valen muchos votos. Algo histórico y además con todos los merecimientos que se puedan acumular sobre un campo de fútbol. Corea volvió a desplegar todas sus virtudes y de haber tenido un poco menos de ansiedad y un mucho más de puntería, podía haber terminado goleando a Portugal. Lo de los lusos no tiene arreglo. Tiraron por la borda una clasificación que les brindó desde el principio Polonia. Si los de Hiddink se conformaban con el empate, que de hecho les aseguraba ya el primer puesto, podían sobrevivir hasta el final, pero si los coreanos arreciaban en su ataque constante, lo iban a pasar mal. Con veinticinco minutos por delante se quedaron con nueve y ahí fue cuando apareció Park, un jugador más que interesante, un delantero retrasado que se mueve por la banda derecha, se inventó el gol del Mundial hasta el momento. Con el pitido final, la locura. Los jugadores coreanos lo celebraron durante un cuarto de hora sobre el césped, con su enardecido público, mientras los portugueses se retiraban sin consuelo. ¿Hasta donde será capaz de llegar esta selección de Hiddink? Ahora ante Italia El partido de octavos debe dar su medida definitiva. Italia es su rival y si estos hombres mantienen ese ritmo de juego, esa agresividad puede pasar cualquier cosa. Y más viendo como está Italia. Precisamente Corea expulsó del Mundial a los «chicos de oro» portugueses, la generación de Luis Figo, y aprovechó su ventaja de efectivos para cumplir la tradición de superar la primera fase que todos los anfitriones de la Copa del Mundo cumplieron. Jugar con dos hombres menos durante 25 minutos fue una carga demasiado pesada para Portugal, que pagó con la eliminación su excesiva confianza en la victoria de Polonia sobre Estados Unidos.