Diario de León

EL PARTIDO DE LA JORNADA

Al Naraya se le acabaron las fuerzas

Pese a lo que pueda indicar el marcador contundente que logró la Ponferradina sobre el Naraya, no hubo mucha diferencia en el juego con respecto al rival. Sin embargo, los blanquiazules supieron sacar partido a la mayor

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Manolo Macías Redacción - PONFERRADA.
Ponferrada

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No hubo mucha diferencia de juego según refleja el marcador. La Ponferradina contó con doce futbolistas a las órdenes de Tato, director accidental de los blanquiazules, mientras que el Naraya, a las órdenes de Abilio, solamente dispuso de los siete que alinearon inicialmente. Esta circunstancia, como así lo reconoció el público que asistió a presenciar el compromiso, se convirtió en una pesado lastre para los de Camponaraya, cuyo cansancio terminó por pasarles factura conforme iban discurriendo los minutos. Los niños del Naraya se encontraban visiblemente fatigados durante todo el segundo tiempo, ya que se les negaba la posibilidad de realizar variaciones en la alineación. Fue entonces cuando los goles de la Ponferradina se sucedieron con mayor frecuencia, si bien su victoria se había cimentado ya desde los primeros instantes de la confrontación. Nadie puede discutir la justicia del marcador, pero sí que la diferencia final del mismo se antoja excesiva. De poco sirvió el coraje de los derrotados, que se batieron como auténticos jabatos, porque los goles del rival tenían un efecto nocivo para la moral de los del Naraya, ante un buen equipo como demostró ser la Ponferradina. El encuentro fue bonito pese a todo, con jugadas de verdadero mérito por ambos lados. En la Ponferradina Pedro se convirtió en el goleador de la mañana, gracias a sus cuatro tantos. Su compañero Álvaro le siguió con dos dianas. De las botas de Pedro salieron también otras buenas jugadas. La verdad es que gustó el empuje y el fútbol que destilaba este chico, aunque todos sus compañeros estuvieron a gran nivel, tanto Álvaro como Cristian, Alex, Javier y Mazariegos. Por el Naraya, el mejor fue Rubén, al menos él fue el que más peligro llevó ante la meta de la Ponferradina, si bien careció de fortuna en sus remates, unas veces desviados y otras la buena actuación del guardameta David, evitaron que marcasen el gol del honor. Muy bien el prebenjamín Jorge, el más pequeñín de los 17, con gran voluntad del niño por dominar y pegarle al balón a su corta edad, lo que le convirtió en el más simpático del partido. Al final todos contentos, tanto los vencedores como los perdedores.

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