Diario de León

FÓRMULA 1

Carlos Sainz puede en Singapur con el dominio de los Red Bull

El piloto madrileño cierra un fin de semana perfecto con su triunfo en el Gran Premio tras firmar la pole en la jornada del sábado

Carlos Sainz celebra en el podio su triunfo en el Gran Premio de singapur. WHITE

Carlos Sainz celebra en el podio su triunfo en el Gran Premio de singapur. WHITE

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La temporada 2023 no será un pleno de triunfos de Red Bull gracias, al menos, a Carlos Sainz. El madrileño transformó su pole en Singapur en la segunda victoria de su carrera deportiva en Fórmula 1 y la primera de un piloto que no es del equipo campeón.

El piloto madrileño cierra un fin de semana perfecEn un gran premio complicado hasta los instantes finales, Ferrari, y sobre todo Sainz, dieron un golpe en la mesa de los que pueden marcar un antes y un después. No fue una victoria fácil, ni mucho menos, ya que acabó pidiendo la hora ante el ataque final de Lando Norris, George Russell y el mismísimo Lewis Hamilton.

El que tuvo un domingo para olvidar fue Fernando Alonso. El dato es demoledor: el fin de semana en el que aspiraba a su última oportunidad de lograr la 33, acabó último. Literalmente cerró la clasificación de pilotos, en una cita en la que no tuvo ritmo, fue penalizado y, además, su equipo falló estrepitosamente en una parada en boxes. Aston Martin, que corrió con un solo piloto porque Lance Stroll no se recuperó del golpe del sábado, cierra su peor fin de semana, en el que aspiraban a todo.

Cuando muchos españoles esperaban la '33', llegó la '2', que es la '34' en el historial español de la Fórmula 1. Y todo empezó en la salida.

Sainz sujeta a Leclerc La arrancada era uno de los momentos clave de la carrera, y Sainz no especuló. El madrileño realizó una gran salida, en la que no solo logró mantener la primera posición, sino que además pudo sujetar a su compañero, Charles Leclerc, cuya estrategia era para más adelante. El monegasco sí pudo con George Russell, que vio cómo Lewis Hamilton acortaba una chicane para pasarle. El heptacampeón tuvo que devolver posición inmediatamente.

Estos incidentes beneficiaron a Fernando Alonso, que tuvo dos guardaespaldas iniciales totalmente inesperados. El primero fue el 'hueso' Kevin Magnussen, que sujetó a Max Verstappen durante unas cuantas vueltas, y el siguiente fue su excompañero Esteban Ocon, siguiente enemigo del líder y campeón vigente, pero también del propio piloto español. La lucha por el sexto puesto fue uno de los momentos críticos del primer tercio de carrera, unido a la cobertura de Sainz sobre un Leclerc que apostó por salir con neumáticos blandos para intentar un ataque. Mientras, a una distancia prudencial, Russell esperaba acontecimientos para la eventual pifia estratégica de Ferrari con uno o con los dos pilotos.

El que no pudo atacar fue Sergio Pérez, que en su ímpetu por intentar llegar arriba se tocó con Yuki Tsunoda, quien se convirtió en el primer abandono de la carrera. El mexicano tampoco pudo avanzar mucho, ya que su coche se vio afectado.

Sanción a Alonso No fue hasta la vuelta 20 de las 62 previstas cuando llegó el primer golpe de atención. Logan Sargeant estrelló su Williams en la salida de la curva 8 y, aunque inicialmente permitieron continuar a todos con bandera verde, los trozos de alerón que iban perdiendo obligaron a la salida de un coche de seguridad.

El mejor momento posible: todos los que tenían que parar en boxes lo hicieron, excepto los Red Bull que iban con neumáticos duros. Una de las paradas fue de Fernando Alonso, que se salió del carril de entrada y fue investigado y sancionado por ello con cinco segundos. El asturiano se vio entonces peleando por pasar a Sergio Pérez, quien se convirtió en un tapón que le impidió progresar y, por tanto, acabó hipotecando su resultado final, dada la igualdad que había tras él. De hecho, cuando por fin pudo pelear por ganarle el séptimo puesto a Pérez se encontró con un inesperado Ocon (este domingo celebraba su cumpleaños) que acabó pasando a su excompañero.

Esta vez los boxes no fueron contra Sainz, sino todo lo contrario: el tráfico perjudicó a Leclerc, que perdió varios segundos y cedió demasiadas posiciones con, entre otros, Verstappen. El monegasco se vio quinto tras ser por momentos segundo, lo que a su vez le vino de perlas a Russell, quien empezó a gestionar neumáticos a la par que Sainz. La lección de control y dominio absoluto estratégico del madrileño fue clave para su resultado final.

La gestión de neumáticos también fue crítica en Red Bull, y esta vez fallaron. Pérez no entró en boxes hasta que le pasaron no solo Ocon, sino también Alonso y Gasly. Al mexicano le dejaron último, y a su compañero Verstappen, poco más adelante. El equipo campeón no estuvo a la altura en este fin de semana.

Pesadilla para el asturiano El control de Sainz fue tal que, a poco más de 20 vueltas para el final, advirtió en boxes que le avisaran cuando consideraban que podía atacar. "Tengo un segundo de margen aún", presumía, justo antes de que llegara Ocon a dar otro golpe de guion a la carrera.

El francés se quedó tirado por una avería de su Alpine, entre gritos, lo que propició el despliegue de un coche de seguridad virtual. Muchos pilotos pararon; no así Sainz, que mantuvo la ventaja sobre Norris con comodidad ya que los Mercedes sí se la jugaron a esta recta final con unos neumáticos medios. También paró Alonso para poner blandos, pero a perro flaco todo le fueron pulgas.

A los cinco segundos de penalización que tenía se sumó un fallo en la parada que hizo perder a Alonso más de 20 segundos. El asturiano, desesperado, incluso cometió un error que le hizo salirse de pista y confirmar que definitivamente este no iba a ser su domingo.

'In extremis' Las últimas vueltas fueron de infarto para Sainz. Con unas ruedas netamente destrozadas, el español tuvo que defenderse no solo de Norris, al que acabó ayudando con el DRS en su defensa ante el envite de los Mercedes, sino especialmente de Russell, quien en apenas cinco giros recortó los más de doce segundos que tenía con el segundo puesto. Al final, la lucha entre los ingleses acabó beneficiando a Sainz, que soportó la presión. No como el propio Russell, que se estrelló a falta de pocas curvas para darle a Hamilton el tercer puesto.

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