Diario de León
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Desfondado por las lesiones, por la acumulación de partidos, por la insoportable carga de minutos en muchos de sus futbolistas, el Atlético de Madrid sometió a la Real Sociedad mientras le duró la fuerza, hasta mediado el segundo tiempo, cuando su oponente reaccionó con el 1-1 de Oyarzabal, pero del que se rehizo después, con un penalti transformado por Antoine Griezmann al borde del final para restablecer la victoria (2-1). Un triunfo agónico, en el minuto 89 por la mano de Carlos Fernández sobre un disparo del propio internacional francés, cuando menos lo esperaba el conjunto rojiblanco, mejor durante una hora que su adversario, peor después y, de repente, ganador entre su visible fatiga para tomar rumbo al parón de selecciones con cinco triunfos consecutivos, cuatro de ellos en LaLiga. Y una racha de catorce en el Metropolitano, que lo lanza hacia arriba.

Un giro de guion final para el Atlético y para la Real Sociedad, que también reclamó un penalti por una mano de Álvaro Morata, aún con 1-0 en contra, que el árbitro, Munuera Montero, no percibió para la pena máxima, y que se dejó su racha de cuatro triunfos seguidos, tres en el campeonato, cuando se sentía más armado, más fuerte, que el equipo rojiblanco, cuyo desgaste dimensiona aún más un triunfo de este calibre.

Primero golpeó el Atlético. Tenía claro por dónde atacar. En su análisis detectó el punto débil del lateral derecho. De Traoré. Y ahí incidió en cuanto tuvo ocasión. Siempre amenazante Lino, era el sector a explorar más decididamente. La jugada no tuvo mucha parafernalia: un simple saque de banda en su campo a Koke, que la controló, se la acomodó en su territorio. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis toques... Y el pase largo. Perfecto.

Ya había iniciado la carrera Samuel Lino a la espalda de Traoré. Su gran control con la derecha, orientado en su carrera, hizo el resto para proponer el pulso contra Remiro que no fue tal porque el extremo brasileño tiró inmediatamente después con la izquierda para batir al guardameta y a la Real Sociedad, desnudada entonces sin intuirlo. Con una eficacia total. Era el minuto 22. Preparación, velocidad, precisión y definición. Todo concentrado.

Momentos de tensión

El paso de los minutos consolidó a la Real Sociedad con el balón. Ya sin Kubo, cambiado en la intrascendencia de su encuentro. También, instante a instante, más presente en torno al área de Oblak. Tocaba resistencia al equipo rojiblanco, resguardado como muchos tramos antes, pero descubierto de repente a un contragolpe, con Oyarzabal solo en la carrera frente al portero. No falló. El pase fue de Carlos Fernández. Medio gol en esa acción, que señaló antes a Molina, sin contundencia.

Era el minuto 73. Y la tendencia ya acompañaba a la Real Sociedad, pero el fútbol es imprevisible, tanto o más que el Atlético, que, de pronto, creó una ocasión de Riquelme y otra de Griezmann, cuyo tiro dentro del área lo frenó con el brazo Carlos Fernández, de espaldas. Era un disparo directo a gol o a la estirada de Remiro. Penalti. Griezmann lo transformó con la izquierda para desatar la victoria. Apoteosis del Metropolitano.

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