Diario de León

Balonmano | División Honor-oro

El milagro patente del Caja Rural Cleba

Con apenas una docena de jugadoras y compitiendo contra equipos profesionales, las de Leo Álvarez están a cuatro puntos del ascenso y son el equipo más goleador de la Liga

Leo Álvarez es el líder del vestuario del Caja Rural Cleba, que ya roza la permanencia.

Leo Álvarez es el líder del vestuario del Caja Rural Cleba, que ya roza la permanencia.miguel b. f.

Pablo Rioja
León

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Si apareciera en alguno de los libros bíblicos, la historia actual del Caja Rural Cleba se catalogaría, sin duda alguna, como un milagro patente. Lejos ya de los tiempos de gloria en la máxima competición del balonmano español femenino —y también de aspirar a recuperarla casi como una obligación— las ‘guerreras leonesas’ derrotaban a su particular ‘Goliat’ el pasado sábado ante la atónita mirada de decenas de aficionados que se frotaban los ojos al ver el luminoso del Palacio de Deportes (37-22). Sí, el equipo venía demostrando una clara progresión, pero pocos hubieran apostado un euro a que bajarían de la nube a todo un gallito como el Oviedo. Las ‘lobas’ se quedaron mudas.

Aunque para entender la magnitud de este episodio, conviene retroceder unos años atrás, en concreto a la llegada de Leo Álvarez al banquillo. Desde que el entrenador se hiciera cargo del primer equipo —ahora controla también la base- ha tenido que lidiar con innumerables problemas de toda índole, algunos entendibles y otros cercanos a la ciencia ficción. Pérdida de jugadoras diferenciales, contar con solo una portera, la imposibilidad de traer fichajes de renombre, bajas de última hora, hacer malabares para estirar el maltrecho presupuesto... Y así un largo etcétera que sobrelleva apoyado por su staff y la junta directiva que preside Juan José Marcos. Este último siempre ha creído que era el hombre idóneo para coger el toro por los cuernos.

En las tres campañas que llevan ya como uno de los pocos equipos no profesionales que militan en la División Honor-Oro, el objetivo del Cleba no se ha movido ni un milímetro: «Lograr la permanencia». Suena pobre, pero realista. Algo que Álvarez va cumpliendo cada temporada con mayor premura. En la actual marchan octavas, llevan cinco triunfos en las seis últimas jornadas y sí, están a solo cuatro puntos de los puestos de ascenso. «Queremos consolidarnos en ese grupo de arriba, obviamente no podemos competir por subir, pero sí por dar pasos hacia adelante», señala a este periódico el preparador leonés.

Cercano, accesible y sin grandes alardes, la filosofía de Leo ha calado en toda la estructura del club de los pies a la cabeza. Otros pondrían el grito en el cielo si se encontraran con solo una docena de jugadoras disponibles en el primer equipo —ni siquiera le alcanza para doblar todas las posiciones—. Él, en cambio, responde con calma y busca soluciones a cada contratiempo que aparece. No necesita alzar la voz para hacerse entender. «Estoy completando las convocatorias con gente del juvenil», admite. También encaja bien la crítica. Su procesión va por dentro.

El regreso de Viñuela, la ansiada regularidad de Itahisa o la persistencia de Paula explican, en parte, la gran temporada de este Cleba que, con 421 dianas, es el equipo más goleador de toda la Liga. Pero Leo lo achaca al grupo. «Si no prevalece lo colectivo sobre lo individual no estaríamos así».

Y si lo deportivo es difícil de explicar, lo económico roza el surrealismo. Con un presupuesto cercano a los 150.000 euros, el Cleba acostumbra a caminar en la cuerda floja. El club perdía a Rodríguez este curso como gran esponsor. Un golpe duro de encajar que su presidente solventó gracias al balón de oxígeno lanzado por Caja Rural. La mayor parte de sus rivales doblan o triplican esa cantidad. Y de ese montante una buena parte se dedica a la base. La deuda «está liquidada», subraya Marcos. Este año tendrá que convocar elecciones. Si aparece alguien dará un paso al lado. Si no, «hay fuerzas» para alargar la epopeya.

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