El Valencia se convierte en escalón

El agua fue más que una invitada de excepción al partido de la jornada, fue casi una protagonista más, porque la tremenda tromba que arreció sobre Madrid durante la tarde dejó el terreno encharcado sobre todo por las bandas. Con el campo en estas difíciles condiciones, el partido parecía destinado para los hombres de trabajo, de derroche físico, y no para artistas como Zidane o Aimar, y en principio parecía beneficiar a un bloque como el del Valencia, más armado como equipo. Pero, en cambio, el cuadro de Vicente del Bosque se adaptó mejor a las circunstancias y fue muy superior a un rival casi sin salida en su juego, con pocas opciones para que se viera la calidad de Aimar, y hasta vulnerable por las bandas y por la velocidad de las acciones de los madridistas. El campeón de Europa tuvo ocasiones suficientes en la primera parte como para haber sentenciado el partido y el de Liga apenas inquietó a Iker Casillas. Palop, tras una brillante acción de Roberto Carlos, evitó la primera gran llegada del Real Madrid, y luego Ronaldo y Raúl no precisaron en sendos testarazos. Aunque el choque parecía igualado, las ocasiones eran mucho más claras y numerosas en el área del conjunto valencianista, y daba la impresión de que en una de ellas podía llegar el desequilibrio, como así ocurrió a los 36 minutos. Zidane, que se había puesto el traje de faena, se sacó de la chistera un gran pase en profundidad hacia Ronaldo y este, preciso y veloz, superó a Palop en su salida y marcó a puerta vacía. El brasileño acababa con su gafe en el Bernabéu y además rendía un cariñoso homenaje a Del Bosque, al que fue a abrazar al banquillo y a dedicarle el tanto tras el fallecimiento de la madre del técnico. «Ronnie» había sido letal y había encontrado el fruto al trabajo y a la buena labor de todo el conjunto madridista, que pudo ampliar su ventaja. El Valencia, que no había encontrado el rumbo adecuado en el mar del Bernabéu, se rehizo tras el intermedio. Se adueño del balón, Aimar pudo jugar más de cara y su ambición fue superior, tanto que no tardó en igualar (min 54) gracias a un testarazo del zaguero argentino Ayala tras un lanzamiento de falta. El cuadro de Rafa Benítez era ya el auténtico Valencia, el equipo que no da concesiones y que es un tormento para los rivales, pero se topó con dos tarjetas amarillas casi seguidas de Aimar, lo que le dejó en inferioridad con 25 minutos por delante. Y a fe que lo acusó el cuadro de Mestalla, porque de inmediato el Real Madrid se fue a la carga y no tardó en tomar otra vez la delantera con un tanto de Zidane (min 68) con un disparo que rozó en la pierna de Pellegrino y despistó a Palop. Pese a tener el panorama de cara, el Madrid acusó el desgaste físico tanto que dejó crecer de nuevo a los valencianistas hasta hacer peligrar el triunfo blanco, pero carecieron de pegada y lo pagaron con la sentencia, firmada con un gran disparo por Guti, que había relevado a Ronaldo poco antes, y con un remate de Portillo, que había reemplazado a Raúl, tras una nueva acción de fantasía de Zidane. El francés fue el más destacado artista bajo la lluvia de un Bernabéu que descubrió de nuevo la candidatura blanca a la Liga española.