Como del agua al vino

La situación tan delicada por la que atraviesa en estos momentos la lucha leonesa causa una gran sorpresa para alguien, que siendo un enamorado de este deporte, ha conocido muy de cerca la canaria. Es el caso del asturiano Manuel Ángel García Baragaño, ex directivo de un club de lucha canaria y crítico del deporte en cuestión. La Federación de Lucha Canaria se constituyó en 1983 y desde ese momento mantiene una perfecta sintonía con todas y cada una de las federaciones insulares. Para tener una idea clara de lo que supone este deporte en las Islas Afortunadas, se debe tener en cuenta que el múmero de federados supera los 5.000, quienes militan en más de 70 clubes de primera y segunda categoría. El trabajo por potenciar las trayectorias de ambas luchas por medio de su propia federación ha seguido caminos totalmente opuestos. Mientras los canarios mantienen viva la ilusión, lo que supone que su práctica no cese de alcanzar día a día cotas inimaginables, en León ocurre todo lo contrario. En Canarias, también surgen dificultades, pero estas se superan sin tener miedo a la innovación. En este aspecto se puede destacar el papel que ha jugado la televisión en la retransmisión de las luchadas. Sobre esta cuestión, García Baragaño manifestó que «un programa de lucha leonesa por semana en la televisión sería vital, ya que en Canarias fue clave para su expansión». En las islas la repercusión social de estos espacios dedicados a la lucha fue treemenda. Esto provocó que las instituciones, cabildos y ayuntamientos, se identificasen plenamente con este deporte. A renglón seguido, los políticos se convirtieron en sus defensores incondicionales. Esta dinámica ha llevado a que las escuelas de lucha lleguen a los centros escolares, donde todos los sábados tienen lugar competiciones en todas las categorías. En este punto, Manuel Ángel García Baragaño matizó que «ambas estructuras son parecidas, pero el empuje es totalmente distinto». Otro factor que ha influido de manera decisiva en el auge de la lucha canaria ha sido el patrocinio por parte de distintas firmas comerciales, muchas de ellas de primerísimo nivel, de luchadores y terreros, lo que aquí se conoce como corros. Evidentemente, el seguimiento televisivo de esta modalidad deportiva ha animado a un gran número de empresas a comprometerse sin miedos con la lucha canaria. Los luchadores cuentan con una motivación extra, puesto que en la mayoría de los casos su ficha federativa lleva aparejada la inserción laboral. Los clubes son otro elemento que no se debe pasar por alto a la hora de valorar la situación en la que se encuentra la lucha canaria en la actualidad. García Baragaño recalcó que «la estructura básica en Canarias es el club. Todas las fichas se tramitan a través de los mismos y es el lugar en el que se forman los luchadores». Para que la evolución sea completa, en los clubes el luchador tiene la posibilidad de progresar desde la categoría infantil a la senior. La lucha canaria se caracteriza por vivir unas competiciones muy vivas en las que se prima la técnica sobre cualquier otra cuestión. El agarre es algo muy accesorio, incluso se tiende a las manos libres.