Buen aval

EL NUEVO entrenador de la Cultural llega con un aval de total garantía: Su saber ser y estar en una campaña difícil, complicada, contra el viento deportivo, soplando fuertemente de proa para la permanencia del Compostela, y la galerna económica dejando totalmente desarbolada la nave. Contra todo y frente a todos consiguió llevar la nave a buen puerto. Caso singular que evidencia, a un tiempo, calidades y cualidades humanas y deportivas sobresalientes. Luis Ángel Duque puede ser la piedra angular de un proyecto con probabilidades de éxito, el hombre capaz de terminar con treinta años de larga y desafortunada travesía por el desierto camino de la tierra prometida. Los viejos aficionados saben y recuerdan bien tiempos pasados no sólo peores, sino también distintos. Y es tanta la decepción, tanto el cansancio acumulado por los continuados fracasos y las ocasiones perdidas que difícilmente soportarán una nueva desilusión. Nueve años caminaron por el mismo desierto en Cádiz y les parecía una eternidad. De ahí la eclosión de alegría congregando en la celebración a setenta mil personas, la mitad de su población en la calle celebrando el ascenso. El fútbol como sentimiento, es mucho más que un juego o un deporte. Formidable clarín publicitario, caja de resonancia produciendo un eco positivo capaz de sobrepasar fronteras. Un buen aval y una promesa que acrecienta su credibilidad: El trabajo. Con los pies en el suelo, sin elevarse sobre la torre de Babel de la utopía. La puerta del ascenso, cerrada con treinta llaves de fracasos, sólo puede abrirse con el trabajo aunado, decidido, con absoluta entrega, de todos, remando sin desmayo en la misma dirección. Fuera promesas, al margen utopías. Todos sabemos a donde llevan los cantos de falsas sirenas. El trabajo como principio y fin, base y altura de un nuevo proyecto que nace a las puertas del otoño, crece en los rigores del invierno y aspira a convertirse en logro deseado cuando la primavera cubre los campos del verde de la esperanza haciéndola carne de realidad. Un programa que, sin tópicos, debe y puede romper con la muralla ante la que se han acumulado fracasos.