Diario de León

EL TERCER TIEMPO ROBERTO CANURIA

¿Y a partir de ahora, qué?

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LLEGADA A ESTA altura de temporada las posiciones se van aclarando y muchos equipos ya han concluido su peregrinaje en la competición aunque todavía resten jornadas por disputar, pero su trayectoria está más que decidida. Los últimos encuentros se convierten en un auténtico suplicio y los días se hacen muy largos. La motivación es nula y la falta de un objetivo produce situaciones que tal vez parecían impensables en un principio. Desde la directiva, empezando por el presidente hasta el último jugador, pasando por el entrenador y cuerpo técnico, son los responsables del devenir de un club. Cuando no hay nada en juego, sólo tres puntos, comienzan los movimientos un poco raros. Los dirigentes aparecen menos por los entrenamientos y partidos, los viajes largos producen lesiones de conveniencia a los futbolistas durante la semana que resultan irrecuperables, las sesiones preparatorias comienzan a ser rutinarias y cortas... El pasotismo es la cualidad dominante y todo vale como excusa. Esto, pasa realmente en los equipos que tienen todo el pescado vendido en las últimas jornadas. El jugador mira su propio interés y hasta cierto punto todo es lógico. El dirigente cuando no ha conseguido el reto previsto trata de desentenderse y empieza a largar a destiempo y más de la cuenta. Hacer examen de conciencia de vez en cuando es positivo y a lo mejor jugadores, entrenadores y directivos sacan conclusiones de ello. El Promesas Ponferrada está más cerca del objetivo y un solo punto le separa del tercer y cuarto puesto. En las cinco jornadas que restan el cuadro berciano depende de sí mismo, pues tiene un enfrentamiento con un rival directo. Llegar a estas alturas con todas las opciones y estar en línea ascendente da mucha moral y confianza a los componentes de la entidad. La Bañeza alterna en las últimas jornadas una de cal y otra de arena y La Llanera ha dejado de ser su principal bastión en cuanto a victorias. La relajación es evidente y la falta de intensidad y ambición se palpa en el ambiente. Volver a ponerse el mono de faena cuesta y se torna difícil pero se debe concluir la temporada con la mayor dignidad posible. La Cultural B demuestra su irregularidad cada partido. La asignatura pendiente continúa siendo su feudo. ¿Por qué se producen tantos altibajos? ¿Por qué esos cambios tan variables de mentalidad y motivación? Es tiempo de analizar y sacar conclusiones. Un club que aspira a ser grande debe cuidar la vestimenta cuando juega como visitante y dejarse de elucubraciones. La Hullera ha entrado en una situación de apatía que puede pasarle factura de aquí al final de temporada, porque aunque no corre ningún riesgo aparente, todavía no está matemáticamente salvada y visto lo visto, todo es posible. El Atlético Bembibre está un poco más cerca de la salvación y es que en las últimas jornadas está demostrando ser un equipo para escapar de la zona de alto riesgo. No fallar en su feudo, un calendario asequible, la concentración y creer que la permanencia es posible son sus mejores armas.

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