Diario de León

¿Defensores de causas perdidas...?

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MARRO
León

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APLAZAMOS las elucubraciones más o menos sentimentales y simbólicas, ese gran símbolo que representa la ucha, para descender por un par de semanas al terreno de lo luchísticamente doméstico; a su vertiente deportiva. Y que, sin desdecirnos de lo del «Sobre todo un sentimiento», la lucha. es por suerte también un deporte. Lo que sucede es que en este su componente deportivo, el desencanto es todavía mayor. Lucha leonesa, lucha a la desesperada, lucha con esperanza tan incierta y difusa... Demasiado incierto su Horizonte'2000. ¿Defensores de las causas perdidas, o más bien de causas casi perdidas, semiperdidas...? La disyuntiva es muy básica, dado que «luchar contra lo imposible es torpeza mientras que luchar contra lo difícil es grandeza». Y para afrontar lo difícil no se puede no se pude recurrir a lo fácil: aplaudir sin más y ocultar las sombras. Versus, narcotizar. Se oculta la desidia imperante que posibilita que se perpetúe lo cutre, el cutrerío aluchero, progresivo deterioro de la imagen, de la «León-socialista» está de moda, y el socialismo impulsa la «moda-glamour-vogue», bien le vendría a la lucha un aporte desde el influyente socialismo cazurro en esa línea de imagen glamurosa que tanto precisa nuestro primero y más leonés de los deportes. En lo deportivo, no nos tapemos los ojos. Algo está fallando -y a fondo- cuando hay virtual unanimidad en el desencanto; cuando las inscripciones en los corros (salvo excepciones «millonarias») decrecen alarmantemente (?) llegándose a «conseguir» el 4.º premio sin ganar ningún combate; cuando el número de «macaos» aumenta de forma aún más alarmante; cuando el tenor y/o psicosis de lesiones espanta de la práctica de la lucha a prometedores luchadores y sobremanera a chavales (e inquieta considerablemente a los padres); cuando no se afronta la lucha femenina -específica- y se empecinan en la chusca y grotesca imagen de chica contra chico (y se exalta mediaticamente el numerito); cuando la lucha de base, la cantera, está absolutamente descuidada y al albur de algún que otro padre; cuando los clubs son una entelequia y etc. etc. etc. Pero lo peor de todo es que no se reacciona, ni se inmutan los (i)responsable: a lo peor todo esto son «alarmismos que sólo alarman a algún crítico alarmista» y a sus adláteres. Ósea, tranquilidad total que todo va viento en popa, que la lucha para por un momento espléndido.. según aseguran quienes consideran que la mejor crítica es no ser crítico. Que lo que importa es el ambientillo, la vidilla, la piquilla. Se ha de apoyar a la lucha leonesa, según algunos y afortunadamente los menos, aplaudiendo exclusivamente. Descorazonador... y causa perdida si esto fuera así generalizadamente. A propósito de la sangría de luchadores que se desmarcan de la lucha, casuística aparte (lesiones, alejamiento por estudios o trabajocuestiones profesionales varias, inexistencia del «mecenazgo canario»...), aporta nombra un amable lector -A.R.S. el mismo que opinaba que la Categoría de Semipesados parecía diseñada « a la media del protegido Jorgito»-, identificaciones que reproducimos a continuación tal como nos llegaron: Manolín de Naredo, Ríos de La Matuca, Arturo de Valdelugueros, Viñuela de Garrafe, el de Sopeña de Ligeros, el de Valle Mansilla de Medios, los hermanos de Villafer y Valporquero, Centeno de Vilecha o por allá, Amabilio de Villasinta, Víctor de Mansilla, Fernando de Campohermoso... Sólo entre los más conocidos, osea sin contar los menos nombrados y sin muchos otros que no controlo -añade- o los de la Liga de Invierno que tampoco controlo y que otros aficionados podrían completar; más lo que se estarán «mancando» en este medio tiempo... Sirva esta incompleta muestra para despertar inquietudes sobre la «causa semiperdida». En positivo, ponderar, analizar, investigar. También aquí, y muy fundamentalmente aquí, frente a las causas perdidas salvemos lo luchísticamente recuperable y reversible. En clave sentimental. El «fichaje» de Antonio García Ferreras como Director de Comunicación del Real Madrid, le toca en algo a la Lucha Leonesa. Antonio García Ferreras, hasta ahora director general de la Cadena SER, es sobrino de Jesús Antonio García Rodríguez: «Chuchi», el ya un tanto legendario luchador de la Ercina fallecido en la mina en 1962, de modo heroico y con sólo 20 prometedores años. Por su parte Leoncio García Rodríguez, hermano del luchador y padre del periodista, felizmente a caballo entre León y Madrid -y su Real Madrid-, tal parece cual si la lucha leonesa -su lucha leonesa- le imprimiese ese carácter de caballerosidad y nobleza que le son propios y lleva en sus esencias.

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