Diez españoles salen a escena mañana en el Open de Australia

Clasificado el albaceteño Guillermo García López para el cuadro principal, España aporta al Open de Australia un total de veinticinco representantes (diecisiete hombres y ocho mujeres), de los que diez salen a escena en la jornada inaugural del evento. Igual que el año pasado, España es el país con más representantes en el cuadro individual masculino, con esa cifra de 17 jugadores. Las esperanzas hispanas están depositadas en Carlos Moyà. Para entrar en calor tendrá como primer rival a Guillermo García López, quizá uno de los jóvenes valores con mayor proyección. Ya se conocen de sobra, no sólo fuera de la pista, sino también porque hace poco se vieron las caras en la semifinal de Chennai, donde el albaceteño vendió muy cara su derrota (6-4, 2-6, 7-6). Moyá sabe que debe andarse con mucho ojo: «Guillermo es un tenista en alza, con excelentes recursos, y sé que tengo que aplicarme a fondo para no quedar fuera», comentó el mallorquín. Si Moyá despierta la esperanza, Juan Carlos Ferrero, que el año pasado fue semifinalista, constituye toda una incógnita. El de Onteniente necesita una elevada dosis de fuerza y tranquilidad. El holandés Melle Van Gemerden, todo un desconocido que salió de la previa, será su oponente en la sesión de mañana. A simple vista el español no debe tener problemas, pero el caso es que hace unos días perdió con el checo Hernych, otro desconocido, en el torneo de Auckland sin apenas dar señales de confianza alguna. Lo peor para Ferrero es que defiende nada menos que 450 puntos en el ranking de entrada en torneos. Un tercer español en discordia por la lucha hacia el triunfo se llama Rafael Nadal. Parece dispuesto a comerse el mundo. Participa por segunda vez. El año pasado llegó a la tercera ronda y quedó apeado por Hewitt. Se presenta en Melbourne Park tras haber alcanzado los cuartos de final en Doha, donde ganó el doble con Albert Costa. En Auckland se retiró con dolores en el pecho. Rafa Nadal juega mañana contra el francés Julien Benneteau, con el que el año pasado perdió en la primera ronda de Lyon, sobre pista de moqueta. A nadie se le oculta que el Open de Australia sigue siendo, en el aspecto individual, la gran asignatura pendiente de los tenistas españoles. Carlos Moyá perdió la final de 1997 (ante Sampras), Andrés Gimeno la de 1969 (frente a Laver) y Juan Gisbert la de 1968, ante Bill Bowrey. En la prueba femenina, Conchita Martínez fue finalista en 1998 y Arantxa Sánchez Vicario en 1994.