Diario de León

Una votación decidirá quién será el nuevo entrenadorde la Cultural

Este sistema encubre el rechazo de algunos consejeros a Liceranzu, la opción de los técnicos David Sierra debutará oficialmente con la Deportiva en Miranda, luego de estar 37 jornadas en el

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La Cultural guarda en su modus operandi curiosidades que la distinguen de los demás clubes del fútbol español. Como una entidad moderna que se precie, se convirtió en sociedad anónima deportiva para adecuarse a las estructuras del fútbol profesional, para lo que creo una infraestructura profesional desde la cúpula y así funcionar como un club deportivo con ansias de ascender y tenerlo todo preparado para dar el salto. Firmó a un director general (Ramón Fernández) y a un secretario técnico (Vicente González Villamil), ya renovados para el próximo proyecto, con sueldos por encima de la categoría, pero sin poder de decisión sobre aspectos puramente técnicos. Ni Ramón Fernández ni González Villamil tienen las manos libres para decidir según el cargo que desempeñan. Cobran sueldos elevados para que otros marquen la elección del entrenador y de los jugadores, que debiera de ser únicamente suya, con libertad para decidir. Sin embargo, por extraño que parezca, no se hace ni se ha hecho así en las últimas contrataciones, tanto de técnicos como de jugadores. Algunos consejeros, entre los que hay también miembros del comité ejecutivo, impiden al director general y al secretario técnico tomar decisiones para las que se les contrató y para las que se les renovó. Si la presente temporada ha significado un fracaso absoluto, tanto en lo deportivo como en lo económico, sólo se debe al capricho de algunos de los propietarios de la sociedad por contratar a un entrenador, Cantarero, que ahora es el culpable de todo, y cerrar personalmente, también como capricho particular, las contrataciones de Imanol Etxeberria, Fran Jusué y Roberto Fresnedoso, cuyo rendimiento relación precio ha sido tremendamente desproporcionado. Tras el enésimo fracaso, los que se encapricharon con entrenadores y jugadores que no resolvieron nada, lo siguen haciendo. Después de que la opción de Íñigo Liceranzu es la válida para los técnicos que entienden y fueron contratados para esta misión, se quiere presionar por parte de los mismos consejeros que en los anteriores proyectos impusieron su criterio para que se haga una votación popular entre los miembros del consejo de administración para designar al nuevo entrenador y a los refuerzos. Inaudito, pero cierto. Así se tiraría por tierra la opción de Liceranzu como único fin. Ramón Fernández y Villamil entonces sobran. La lista para elegir entra en juego: Lucas Arnaiz, Benigno Sánchez, Orúe, Arkonada, Murúa, Milo, Ortuondo, Caro, Ismael Díaz, Gay, Aranguren, Iñaki Alonso, Robles...

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