Diario de León

Valverde se doctora en los Alpes

Ganó en la cima de Courchevel delante de Armstrong, Rasmussen y un soberbio Mancebo

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Benito Urraburu - enviado especial | courchevel
León

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Courchevel no vio ganar a José María Jiménez ni a Roberto Heras en el 2000, cuando Marco Pantani se impuso en esta cima alpina. Es la sexta más alta en la historia del Tour. Alejandro Valverde, cinco años después de aquellos acontecimientos, destapó el tarro de sus esencias y volvió a mostrar lo mejor de sí mismo a 2.000 metros de altitud. Valverde ha ganado una etapa en el Tour en los Alpes, a los 25 años, en la temporada de su debut en la prueba francesa, en unos puertos, largos, tendidos, que le han gustado. No conocía los Alpes, ni conoce los Pirineos. Era el estreno de la montaña y el corredor de Las Lumbreras, al que se le había metido demasiada presión para esta carrera, no acusó ni el ritmo de la primera semana, ni la velocidad que imprimieron el Discovery Channel y Lance Armstrong en la subida. La ascensión resultó demoledora, imposible de seguir salvo para Valverde, Mancebo y Rasmussen, el líder de la montaña. Los españoles del Illes Balears, de forma inteligente, colaboraron con Armstrong, que fue observando a todos los corredores, hablando con ellos. Le vino bien para sus intereses esa colaboración. «Armstrong nos dijo que a todos nos interesaba colaborar», señalo Valverde. Cuando atacó en el último kilómetro se lo llevó con él, y cada vez que al americano se movió se soldó a su rueda. A falta de 400 metros, Alejandro sufrió. Siguió viendo la rueda del corredor americano, que en ningún momento pudo soltar a ese trío que estuvo con él en los últimos 8 kilómetros. Valverde es como Freire en los metros finales: si llegas con él no perdona. Ni siquiera lo hizo con Armstrong. Hamilton, la medalla de plata que logró en el Campeonato del Mundo, fue un aviso. Courchevel ha sido su confirmación. Valverde, que parece lejos de su tope como ciclista, puede con todo. Esta estación alpina tiene una subida larga, exigente, en la que un equipo, el Discovery, sabía que podía poner un ritmo asfixiante. Mancebo, un paso más Armstrong hizo lo que mejor sabe: ahogar a sus rivales. Le han aguantado, en otras ocasiones, Ullrich, Basso, Beloki y Vinokourov. Este martes fueron Valverde, Mancebo y Rasmussen. La ascensión de los corredores del Illes Balears resultó perfecta. Mancebo dio un paso más en su carrera y consiguió meterse donde sólo pueden estar los elegidos. ¿Qué decir de Alejandro Valverde? Salvo las contrarrelojs, de momento, domina todos los terrenos. Armstrong dijo este martes de él que «Valverde es el futuro del ciclismo. Es especial, fuerte, rápido, inteligente, impresionante». Esas palabras del corredor americano definen lo que ya se sabía. Valverde había arrasado en el calendario español, donde ha logrado la gran mayoría de sus victorias. Su estreno a nivel internacional, en la París-Niza, se saldó con el segundo puesto. Lo que llevamos de Tour le ha consagrado. Lo más llamativo de su subida fue la capacidad de soportar la velocidad que imprimía Armstrong. Hay muy pocos corredores capaces de hacerlo. Estaba emocionado Valverde, fatigado, como en una nube. Sabía que había ganado, pero no la trascendencia del triunfo: «He conseguido uno de los sueños que tenía. No hay palabras para expresar la alegría que te da conseguir una etapa en el Tour. Es el día más importante para mí dentro del ciclismo». El anuncio de lo que íbamos a ver en Courchevel lo tuvimos en el Roselend, cuando Mancebo, Valverde y Jacksche atacaron e Iban Mayo se quedó. Resultó un amago que tendría continuidad en Courchevel, donde había que aguantar. Discovery estuvo en su línea. Fue un equipo muy distinto al que vimos en el puerto de Schulcht, donde hicieron agua. A falta de 11 kilómetros sólo resistían Basso, Valverde, Rasmussen, Mancebo y Cadel Evanss. Operación limpieza Yaroslav Popovych realizó la criba definitiva. Tres kilómetros después cedía Basso. Todos los demás corredores vagaban en la subida. Cuando se intenta seguir un ritmo y se flaquea, los minutos comienzan a ser una losa. Valverde y Mancebo evitaron un cataclismo del ciclismo español. Detrás de ellos, el mejor fue Haimar Zubeldia, a 4:04. Todos los demás fueron cediendo. Da lo mismo en que kilómetro se quedaron. Los minutos fueron de escándalo. Entre los mejores, Iván Basso perdió 1:02; Leipheimer, 1:15; Klöden, Ullrich y Landis, 2:14. Con decir que a partir del séptimo clasificado se fueron a los dos minutos se pueden hacer una idea de lo que fue el estreno alpino. Carlos Sastre, que intentó moverse, se fue a los 4:49; Joseba Beloki y Mikel Astarloza, a los 5:36. Heras cedía 9:49, e Iban Mayo, al que no dejaron utilizar su bicicleta ligera los jueces árbitros, 21:31. La operación limpieza de Lance Armstrong ha resultado demoledora. Se encuentra en otro nivel al que no puede llegar nadie. Rasmussen es el único que le aguanta. Basso está a 2:40 y el primer T-Mobile, Jan Ullrich, a 4:02. Vinokourov se hundió en la etapa y perdió 5:18.

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