Diario de León

El Barça amarra un punto frente al Zaragoza gracias a Megía Dávila

El colegiado madrileño se convirtió en el mejor aliado de los azulgrana para forzar el empate

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Sergi Olego - barcelona
León

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El Barcelona reconquistó un punto que tenía perdido ante el Real Zaragoza gracias a la inestimable colaboración de un pésimo colegiado. Tras adelantarse con dos goles de los hermanos Milito, los maños vieron cómo su rival les igualaba después de que Megía Dávila señalase una inexistente penalti de Toledo a Van Bommel y expulsara al paraguayo. Víctor Muñoz había puesto en liza uno de sus mejores guiones. Un plan perfecto que maniató al Barça durante la primera mitad y aprovechó una jugada de estrategia al inicio de la segunda para poner contra las cuerdas a los azulgrana. Líneas agrupadas en veinte metros, defensa adelantada y mentalidad defensiva dibujaban la obsesión del Zaragoza en parar las vías de escape de su adversario. Al Barça le costaba cortar la tela de araña de su rival. Bien ubicado pero demasiado parsimonioso, los azulgrana chocaban una y otra vez ante la defensa maña. Con Valdés convertido en un mero espectador, las opciones locales pasaban por Iniesta. Con Xavi en la grada, el manchego era el faro que debía guiar la ofensiva azulgrana. Sus pases en profundidad a Giuly suponían las únicas dosis de peligro. Uno de ellos desembocó en un genial caño de tacón de Ronaldinho que Eto'o estrelló en el pie de César. Un espejismo. El trabajo defensivo del Zaragoza rondaba la perfección. Ante la escasez de juego, el público centró su mirada en Megía Dávila. El árbitro madrileño reiteró su falta de criterio con decisiones erróneas y sin ninguna equidad con las tarjetas. Un panorama tan desolador que bien merecía un descanso. El fiasco de las alturas Un nuevo error en el juego aéreo azulgrana destapó el tarro de las esencias visitantes. Gabriel Milito sacó partido de una falta botada por Savio y bien peinada por Álvaro. El Barcelona recibía otro tanto de estrategia como en los dos últimos partidos ante el Betis y el Udinese, éste en la Liga de Campeones el pasado martes en el mismo escenario. Ese error de marcaje trastocó a un Barça que empezaba a naufragar a pesar de una nueva ocasión de Giuly. Un envenenado disparo de Savio rechazado en primer instante por Valdés lo recogió Diego Milito. Dos hermanos habían enmudecido al Camp Nou. Un silencio que ni las entradas de Van Bommel, Messi y Larsson pudieron romper. Tuvo que ser Megía Dávila el que reanimara a los azulgrana. Un penalti que no existió de Toledo a Van Bommel y la consiguiente expulsión del paraguayo despertaron al Barça. Ronaldinho por dos veces, ya que Megía hizo repetir la pena máxima, incitó a sus compañeros. El tramo final fue una locura. El Barcelona, crecido, lo intentó. Larsson falló en el minuto 83 en una posición inmejorable ante César; Van Bronckhorst volvió a encontrarse con la calidad del meta (min 85) y poco después Eto'o remató al poste. El camerunés se resarció en una jugada de pillo. Se adelantó a la acción de Alvaro y de César y marcó el 2-2 en el minuto 88. El Barcelona salvó un punto, pero el Zaragoza estuvo cerca de llevarse una victoria que no consigue en el Camp Nou desde hace cuarenta años.

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