La globalización llega al fútbol

Un brasileño juega con España, dos polacos en la delantera alemana, el meta de Trinidad y Tobago es nacido en Londres y el organizador de Francia es natural del Congo. En suma, la globalización en el fútbol, un fenómeno que tuvo su punto culminante en el Mundial de 1998, cuando una multicultural y multirracial selección francesa conquistó el título. La Fifa tuvo que poner coto a las nacionalizaciones por decreto y puso cuatro condiciones para que los jugadores podrán defender una camiseta de un país diferente al de su nacimiento: haber nacido en el territorio de ese país; que lo haya hecho alguno de sus padres; que lo haya hecho alguno de sus abuelos; o que el jugador haya residido en el país al menos dos años seguidos. Cambio de reglas Hace un par de años, la Fifa tuvo que variar una serie de reglas ante la evidencia de que los jugadores brasileños Ailton, Dede y Leandro pretendían nacionalizarse y jugar con Qatar a cambio de grandes sumas de dinero. En el otro extremo se encuentra Holanda que a pesar del interés de la Federación Holandesa de Fútbol (KNVB) no consiguió a tiempo la nacionalización de Salomon Kalou, nacido en Costa de Marfil, 21 años y 35 goles para el Feyenoord esta temporada. Fichado por el Chelsea de Mourinho, no recibió el visto bueno del Ministerio de Integración. Hasta hace relativamente poco tiempo, bastaba con que un jugador no hubiera jugado nunca con la selección de su país de origen y que tuviera la nacionalidad de otro país para que pudiera jugar en la selección de éste.