Diario de León

| Entrevista | Severiano Montero Aparicio |

«Por todo lo que viví, me siento culturalista, deportivista y cadista» No olvida el «affair» que tuvo con el meta Millán

Este «extremeño universal» se ve obligado a dejar la profesión al ser prejubilado por RTVE

Seve reside actualmente en la capital de España. Con la Gran Vía a sus espaldas posaba días atrás

Seve reside actualmente en la capital de España. Con la Gran Vía a sus espaldas posaba días atrás

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Ramón Díez - madrid
León

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Después de 35 años al pie del cañón, Seve Montero ha tenido que colgar el micrófono y marcharse para su casa. Así lo han decidido los rectores del ente público RTVE, que le han incluido en una amplísima nómina de prejubilados en la que figuran otros grandes del periodismo español. Acabó en el canal temático «24 Horas», pero su prolífica actividad profesional se inició en la radio y se extendió también a la prensa escrita. -Treinta y cinco años dan para mucho ¿con qué se queda? -Pues con toda la gente que me ha permitido conocer este trabajo y con la gran cantidad de amigos que dejó allá por donde fui. -¿Alguna época en especial? -Fue muy bonita la etapa de la transición que me pilló en León, también cuando estuve en la India gracias a mi profesión y el ascenso de la Deportiva a Segunda B. -Ha dado muchas vueltas ¿no? -Ya lo creo, me fue a Sevilla a estudiar la carrera y empecé en Cáceres en la radio y de ahí pasé a León, más tarde a Cádiz, luego a Ponferrada, volví a Cádiz y finalmente ya me quedé en Madrid. -¿Recuerda a sus compañeros de la etapa La Voz de León? -Hombre, por supuesto, aprendí mucho de gente como Perelétegui, Emilio Tamargo, Luis Arribas, compartí micrófono con Elena, Ana Mari, bueno todos me acogieron con muchísimo cariño. -¿Por qué se marchó de León? -Porque ya llevaba mucho tiempo allí y echaba de menos esos aires del sur de los que de alguna manera yo procedía. -Pero su primer paso por Cádiz fue efímero... -Estuve un año y me llamó Villot para decirme que había que potenciar la emisora de Ponferrada y que habían pensado en mí. Teníamos una gran plantilla con Linares en informativos, Yoli, que tenía una voz preciosa, en el magazine, buenos musicales, sólo faltaba por organizar el tema del deporte. Como yo nunca fui un director de despacho, me puse a hacer los deportes y a seguir a la Ponferradina. -Y creó un programa mítico... -Sí señor, «Las 4 de RCE» porque eran cuatro horas en directo conectando con todos los campos del Bierzo, con participación de los oyentes, con el partido de la Deportiva como columna vertebral pero atendiendo a los más modestos. -Los cambios siempre son traumáticos... -Y lo fueron, yo recuerdo que a mí se me recuerda porque suprimí la misa de los domingos en Radiocadena, hasta me llamaron a Astorga para ver al obispo. -¿Y le convenció? -El clero lo entendió mejor que muchos oyentes que no me lo perdonaron porque además pusimos en su lugar un programa que se llamaba «La radio perdió la razón», que hacían Fernando y Mario Tascón y Javi Nogueiro, a veces hasta yo me ruborizaba escuchándolo. -Aunque hizo de todo, siempre se le recordará por el deporte ¿alguna anécdota en especial? -Muchísimas, recuerdo que canté un gol de Villafañe en Avilés que no fue porque el balón die en el lateral de la red, me puse a escribir y no vi que sacaban de puerta. Cuando me di cuenta de que no había sido gol dije: «Pues lo ha anulado» y me quedé tan pancho. -También habría malos momentos... -Los hubo. Una vez sentí miedo con la Deportiva en Briviesca. El árbitro estuvo anticaserillo y el público la tomó con el pobre Cuco, nuestro técnico de sonido y conmigo, hasta el punto de que tuvo que sacarnos de allí la Guardia Civil. -Ahora la Deportiva anda por Segunda ¿lo imaginaba? -Era difícil pensarlo entonces, pero es que tanto el equipo como la ciudad han cambiado mucho, ahora hay que apoyarles a muerte para ver si pueden salvarse. -Por cierto, ¿es más de la Deportiva o de la Cultural? -De los dos, por lo que he vivido tantos años con ellos, yo me siento a la vez culturalista, deportivista y cadista. Aunque a la hora del adiós, siempre afloran primero los buenos recuerdos de tantos años de profesión, hubo algunos otros que no resultaron tan agradables. A Severiano Montero le sobrevino un problema con aquel portero gallego que tenía la Cultural llamado Millán. Un tipo alto y fuerte, con el que era mejor llevarse bien. El caso es que un día la Cultural jugaba en Alcalá de Henares y Millán estuvo especialmente desacertado. A Seve se le ocurrió decir durante la transmisión del encuentro que Millán se había vendido porque le resultaban incomprensibles algunos de sus errores. Cuando Millán regresó a León le contaron lo sucedido y se presentó en los estudios de La Voz de León para perdirle explicaciones al periodista. El propio Seve lo recuerda: «Llegó allí, pues te puedes imaginar, dispuesto a matarme y menos mal que le acompañaba Gerardo el buli que le pudo contener porque si no me mata aquel día». Parece que no pasó a mayores: «Hombre yo le pedí perdón y además lo hice luego en antena porque entiendo que me equivoqué y al final él lo entendió, hasta tal punto que después de todo cogimos una buena amistad». El tiempo les volvió a reunir: «Fue en Carranza, recuerdo que Millán llegaba allí con el Deportivo de La Coruña me parece que era y estaban pisando el césped antes de entrar a cambiarse y me reconoció arriba en la zona de prensa y me gritaba desde abajo: ¡baja Monterín! y yo le contestaba: ¡no que me matas! , pero de buen rollo». Ahora vive en Madrid, aunque no sabe si no acabará haciendo una vez más las maletas: «Es mucho asfalto para mí, echo de menos el sur pero la verdad es que aquí estoy bien atendido porque ando algo pachucho del corazón y casi prefiero quedarme y hacer viajes esporádicos, aunque me riñan los médicos».

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