Diario de León

REAL MADRID BARCELONA

Palop, el triunfo de la perseverancia Diarra: «El carácter de Capello es lo que nos ha hecho progresar» Ronaldinho reconoce su baja forma física

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Ignacio Tylko - glasgow
León

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La dramática final de Hampden Park se recordará porque el Sevilla conquistó su segundo título continental consecutivo, porque el Espanyol se quedó en puertas de la gloria pese a no perder en los 15 partidos de la competición y, además, porque hubo un portero que detuvo tres penaltis. Andrés Palop, elegido mejor jugador por la Uefa, fue el héroe de la final, el artífice de que los hispalenses sigan con números de mejor equipo del mundo. «Es una competición que siempre recordaré», reflexionaba Palop, bien entrada la noche escocesa, tras recibir el trofeo Carlsberg y comparecer ante los periodistas todavía con el traje de faena. «Europa es un escaparate grandioso y aquí me ha ocurrido de todo», dijo ayer. «Estoy contento por la afición, por mis compañeros y, en el plano personal, porque me he quitado un peso de encima. Ahora me recordarán no sólo por marcar un gol sino por hacer lo que más me gusta y para lo que me pagan: intervenir bajo los palos», ironizaba un guardameta que habla de «suerte, intuición y experiencia» cuando se le pregunta sobre su capacidad para atajar penaltis. Considera anecdótico el pase de 50 metros que dio a Adriano en el tanto que abrió la final de Glasgow. Reconoce que estuvo rápido y listo, pero se quita importancia. Entiende que sin la velocidad, el desborde y la calidad del extremo brasileño en la definición, su saque, en plan contragolpe lanzado por un portero de balonmano, hubiese sido sólo uno más. Fuerza mental «Siempre estoy concentrado para ayudar en lo que pueda a mis compañeros. La fuerza mental es importante, sobre todo cuando ves que no terminas de rematar el partido. Gracias a Dios, todo salió bien y la gente del Sevilla sigue de fiesta», relataba Palop, sereno y cauto por fuera y eufórico en su interior. «Me alegra haber contribuido a que se hable mucho más de este club en todo el mundo. Al fin y al cabo, Juande y el Sevilla me han dado la posibilidad de triunfar», subraya Palop, agradecido a quienes confiaron en él. Ciertamente, la carrera de Palop representa uno de esos ejemplos en los que el fútbol acaba por premiar la paciencia, la perseverancia, el trabajo en silencio, la capacidad para levantarse y seguir la lucha cuando uno se siente infravalorado, hundido y hasta humillado. Valenciano y valencianista, Palop vivió gran parte de su trayectoria a la sombra de Cañizares. Fue casi un convidado de piedra en las dos Ligas conseguidas por los ches con Rafa Benítez, en la Copa de la Uefa y hasta en la Supercopa de Europa. Desde la soledad del portero en el banquillo, lastrado porque sólo puede jugar uno, vivió las decepciones en las finales de Champions perdidas ante el Real Madrid y el Bayern de Múnich, ésta precisamente por penaltis. Sólo cuando Cañete caía lesionado o sancionado, el técnico recurría a Palop. Aunque cumplía a la perfección cuando se le necesitaba y se llegaba a hablar siempre de su posible titularidad, siempre volvía al banquillo resignado, sin armar líos. Habría acreditado sus condiciones un par de años en el Villarreal, donde jugó cedido, pero regresó al Valencia para convertirse en el eterno suplente. Hace un par de temporadas, el Sevilla se lo llevó gratis. Una cláusula en su contrato así se lo permitía si no jugaba un mínimo de partidos. Posee contrato hasta 2010 y una cláusula de 30 millones de euros. Al fin, el éxito le ha llegado a los 33 años. Se siente liberado. «No sé si el fútbol me ha devuelto lo que me debía. Padecí unas circunstancias que para todo jugador son duras, pero eso ya es pasado. Gracias a la gente de Sevilla, ahora vivo mi mejor momento y espero disfrutar hasta que el cuerpo aguante, pero sin relajarme ni subirme a ninguna nube. Hay que mantener la fuerza y la ambición para seguir creciendo», sostiene. Con ascendencia en el vestuario, dado su carácter ganador y su fuerte personalidad, Palop es un hombre fundamental en esta plantilla campeona. Grita, anima y arenga a sus compañeros, y atrás es un seguro de vida. Sus críticos dicen que se adorna en exceso, pero posee unos reflejos de felino bajo los palos y es valiente en las salidas. Se juega el físico y, aunque falle en un balón por alto, lo vuelve a intentar en el siguiente. Se maneja bien con los pies, saca de maravilla con la mano, se anticipa a los movimientos de los rivales y hasta va bien de cabeza. Es un martirio para los adversarios, a los que con frecuencia logra sacar de quicio. Recientemente, tras un partido ante el Atlético, los rojiblancos, heridos por la derrota, filtraron que Palop golpeó a la puerta de su vestuario y se mofó de ellos. En su casa le adoran y, desde el miércoles, en toda Europa le admiran. Por algo Monchi, el soberbio director deportivo del Sevi lla, le califica «el mejor portero del mundo». Mahamadou Diarra, centrocampista mali del Real Madrid, destacó como claves las cualidades de su entrenador, el italiano Fabio Capello, y afirmó que su

es el secreto del progreso del equipo hasta alcanzar el liderato. Las conversaciones de Capello con sus jugadores se están multiplicando esta semana, que el Real Madrid es nuevo líder de Primera división. Diarra admite que les obliga a no relajarse y que se han contagiado de su mentalidad. Por primera vez en toda la temporada, Ronaldinho salió ayer al paso de las críticas sobre su flojo rendimiento y admitió que está por debajo de sus posibilidades a causa de la mala pretemporada que ha realizado. «Puedo rendir mucho más, he marcado más goles, pero no he tenido la continuidad de otros años en mi juego», indicó. Ronaldinho se dejó ver en la sala de prensa después de un entrenamiento casi cuatro meses después de su última comparecencia.
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