Hamilton se lleva la pole

Lewis Hamilton no hace una concesión. Si desde el principio dejó claro que aspira al título en su primera temporada, ahora precisa que no está dispuesto a ejercer como gregario de nadie. «Nunca haría como Barrichello», garantiza el británico. Está claro que Fernando tendrá que sacarse las castañas del fuego solo, como acostumbra, pero parece que el ambiente en el que se desenvuelve en el equipo británico es el que más le gusta y le divierte, sobre todo cuando es consciente de que puede con él. En las situaciones complicadas el asturiano se crece, como hizo el viernes, y tendrá que seguir así a lo largo de las once carreras que quedan porque su rival más duro no va a estar en los Ferrari sino en su propio equipo. Hamilton no paraba de mirar la telemetría de Alonso dentro de su propio monoplaza, ya que sabe que tiene el mejor maestro que pudiera encontrar. El joven de color es como una «esponja». Se empapa de todo y, antes de salir a la pista, pasa un buen rato en su propio box, con los tapones en los oídos, estudiando dónde frena Alonso, cómo traza, cómo gira, donde aprovecha más el motor. Ya sobre el asfalto, pone en práctica lo aprendido. Hamilton sabe casi en tiempo real lo que hace Alonso y dónde gana o pierde tiempo, y en Montreal se pudo ver la prueba. La rotura del motor de Kovalainen supuso un cuarto de hora de interrupción, y el británico ya mandaba en la tabla de tiempos de los libres de la mañana. Estuvo estudiando su telemetría y la de Alonso, volvió a la pista y sentenció mejorando su tiempo, por delante de Raikkonen y Alonso. Hamilton es un gran piloto, pero hasta ahora ha contado también con la suerte como aliada. Está siempre en el filo de la navaja, arriesga al máximo y, de momento, como ayer en los libres, se salvó por milímetros de dejarse las suspensiones en el muro de entrada en meta. Hamilton cuenta con la ventaja de ser inglés en un equipo británico y con una prensa muy influyente que le apoya a muerte e incluso ataca sin piedad, como ocurrió en Mónaco, a Ron Dennis, el hombre que ha «creado» a Hamilton desde que éste era un niño de 11 años.