La Deportiva va a ser la menos ponferradina de toda su historia

La Sociedad Deportiva Ponferradina está en pleno proceso de cambio, a todos los niveles. Si la propia condición de club se verá transformada en una empresa a la vuelta de unos pocos meses, también en el apartado méramente futbolístico se está produciendo una mutación importante. En los últimos años ha ido mermando el flujo de jugadores locales con proyección para ocupar ficha en el primer equipo. La cantera berciana no da frutos, o al menos no lo suficientemente interesantes como para otorgarles la responsabilidad de formar parte de la primera plantilla. Y todo eso ocurre, precisamente, cuando en la exitosa campaña 2005-2006, se produjo el ascenso, tanto del primer equipo a Segunda División, como del filial blanquiazul a Tercera, un hecho insólito en esa escuadra acostumbrada a militar en la Regional de Aficionados. Bien es cierto que el ascenso del primer equipo no facilitó precisamente la aparición de canteranos hacia una escuadra que militaba en la categoría de plata. Sólo Carletes tuvo la fortuna de formar parte de esa histórica plantilla. Sin embargo, su temporada se limitó casi exclusivamente a defender la camiseta del filial en Tercera División. Todos se quieren marchar Además del delantero, el jugador con mayor proyección entre ese grupo que dirigía Gonzalo González era David Álvarez. Pero éste ha optado por cambiar de aires cuando se le ofrecía la posibilidad de contar con ficha en el primer equipo. David intuía que jugar en Segunda B, con una plantilla que presuntamente va a ser de alto nivel, iba a resultar complicado. Y se marchó, lo mismo que piensa hacer Carletes, porque no es lo mismo jugar en un filial que en un equipo con aspiraciones de ascenso, aunque sea dentro de la misma categoría de Tercera División. Con este panorama, al nuevo entrenador blanquiazul, David Amaral, siempre le resta la posibilidad de convocar a algunos jugadores del segundo equipo, e incluso algún juvenil, para completar el grupo con el que va a trabajar durante la pretemporada. El tinerfeño ya dejó claro que le gusta trabajar con la cantera porque él mismo se siente como uno de los hombres formados en esas mismas categorías inferiores a las que normalmente no se les da mucho juego. Pero cuando se encuentre con este panorama, tal vez desista en su empeño de mirar hacia abajo, entre otras cosas porque a él le van a exigir resultados y ya se sabe que habrá poca licencias de cara a la galería.