Diario de León

Fútbol | Liga de Campeones

El Barça se juega la temporada en la semifinal frente al Manchester

Thuram entra en el once blaugrana por el sancionado Puyol y Henry vuelve a la convocatoria

Thierry Henry, Leo Messi, Deco y Abidal, durante el último entrenamiento antes del partido de hoy

Thierry Henry, Leo Messi, Deco y Abidal, durante el último entrenamiento antes del partido de hoy

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Sergi Olego Patricio Rodríguez - barcelona liverpool
León

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Ya no hay vuelta atrás. Ya no queda tiempo para corregir errores. Su incompetencia en la competición casera le obliga a jugarse toda la temporada a una carta. A todo o nada. El Barça vivirá hoy el primer capítulo de esa angustia final ante el Manchester United en un Camp Nou a reventar que intentará dar el último golpe anímico para que su equipo llegue a la gran final de la Liga de Campeones que se disputará en Moscú el próximo 21 de mayo. El Barça aterriza en el partido de ida de las semifinales europeas con una trayectoria inmaculada ante rivales de escaso empaque. Sus adversarios en las anteriores rondas, Celtic y Schalke, le han facilitado mantener una buena racha de resultados con ocho victorias y dos empates en diez partidos. Esa estadística no le va a servir de nada a priori ante un Manchester que lleva colgado el cartel de favorito. Los azulgrana tan sólo podrán romper la aparente superioridad inglesa apelando a dos factores básicos: el control del esférico y la aportación de Leo Messi. El cuerpo técnico del Barça tiene muy claro que su equipo tendrá opciones de superar la eliminatoria si rebaja el trepidante ritmo de los diablos rojos y conserva el esférico. Aquí aparecen dos jugadores vitales, ya que Iniesta y Xavi son dos portentos técnicos con el balón en los pies. Una posesión continuada en sus pies reduciría las andanadas inglesas y permitiría respirar a la zaga azulgrana. Este planteamiento podría incluir la titularidad de Deco, idóneo para partidos de esta entidad. Y la magia de Messi puede marcar diferencias. Sus apariciones, pero sobre todo la continuidad que tenga su juego, serán determinantes para romper la zaga inglesa. El argentino llega algo justo físicamente pero nadie se imagina que pueda empezar el partido como suplente. Su presencia es la mejor fuente de energía para el resto de sus compañeros, que lo observan como el verdadero líder del equipo. El Manchester también tiene a su particular icono futbolístico. Sus bazas ofensivas giran alrededor de Cristiano Ronaldo, que atraviesa el mejor momento de su carrera futbolística tras marcar 38 tantos. Barcelona: Valdés, Zambrotta, Márquez, Milito, Abidal, Touré Yayá, Xavi, Deco, Iniesta, Messi y Eto'o Manchester United: Van Der Sar, Brown, Ferdinand, Vidic, Evra, Carrick, Scholes, Cristiano Ronaldo, Anderson, Tévez y Rooney Árbitro: Máximo Busacca (Suiza ) Estadio: Camp Nou Horario: 20,45 (Digital Plus) Un gol en propia meta del noruego John Arne Riise en tiempo de descuento permitió al Chelsea romper el maleficio de Anfield con un empate a uno que confirió a los Blues una ventaja inmerecida frente al Liverpool, en el partido de vuelta de la semifinales europea. Una negligencia varió lo que parecía que iba a ser otro alarde de grandeza europea del equipo de Rafa Benítez. Al Liverpool no le bastó la contundencia que esgrime en el continente ante un Chelsea demasiado rígido al que la fortuna, en forma de gol en propia meta, salvó de estrellarse, una vez más, con la fortaleza de Anfield. El fútbol poco vistoso de la escuadra de Londres y el entusiasmo mostrado por los reds hicieron olvidar, momentáneamente las diatribas que mantienen en vilo a los dueños de este emblemático club, los estadounidenses Tom Hicks y George Gillett. El fuerte blindado en el que se ha convertido este estadio en el continente no fue el escollo imposible para el Chelsea, que evitaba estrellarse por tercera vez contra los reds . Los Blues rompieron el maleficio ayudados involuntariamente por su anfitrión. Ambos actuaron con cierta torpeza. Toque de balón, juego táctico y pocos riesgos. Fue, básicamente, un partido carente de la vistosidad que se vio en los cuartos de final.

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