Aragonés fija en sus medios la garantía del éxito

España necesita girar sobre su eje, el centro del campo, si quiere carburar en esta Eurocopa. Aragonés insiste en que es un error analizar a la selección línea por línea, pero a nadie se le escapa que la medular es el cerebro de este equipo y la que va a marcar sus verdaderas posibilidades. En el caso del combinado nacional la dependencia de los centrocampistas es total: si funcionan todo va sobre ruedas, si no, hay naufragio. Se pudo comprobar en el último ensayo ante Estados Unidos, un partido en el que la selección nunca encontró la música adecuada porque los futbolistas encargados de dirigir la orquesta movieron la batuta con una cadencia muy lenta. A ese ritmo los creadores empiezan a molestarse, las bandas desaparecen y los delanteros sólo sirven para decorar el paisaje. Para dibujar el esquema del centro del campo español es preciso disponer de un compás que permita trazar una circunferencia perfecta. Fuera de ella quedarían los defensas, a un lado, y los delanteros, al otro. Es en su órbita donde están los medios, que deben hacer movimientos rápidos y constantes para no chocar unos con otros y para que la circulación de balón sea siempre veloz y, sobre todo, precisa. Si se consiguen ejecutar bien, estos rondos permanentes desgastan a los rivales y aparecen los espacios. Es entonces cuando la pelota abandona la circunferencia y busca a los atacantes en situaciones de ventaja. Sin embargo, mantener este sistema con intensidad requiere un estado físico óptimo y una concentración absoluta. Un mal pase puede dar al traste con todo el trabajo. Ésta es la apuesta de Aragonés, y la concentración en la pequeña localidad tirolesa de Neustift debe servir para que los futbolistas crean en ella a pies juntillas. Este dibujo provoca que casi siempre haya muchos hombres por delante del balón, por lo que la posición de mediocentro tiene en España un componente especial. Tres son los internacionales llamados a ocupar este puesto: Senna, Xabi Alonso y De la Red. La competencia es por tanto máxima. Lo tendrá difícil Aragonés para eleg ir, aunque su tendencia a dejar las cosas como están apunta a que Xabi Alonso puede ser titular ante Rusia el martes. Y, para moverse por delante de ellos, surgen nombres vinculados a la velocidad, la calidad y el talento. Silva, Iniesta, Xavi, Cesc, Sergio García y Cazorla. A cualquier seleccionador de esta Eurocopa le gustaría tenerles en su equipo. Son la llave de España, el eje sobre el que debe pivotar el juego de toque y, cómo no, la fantasía. Nadie cuestiona que este plantel tiene magia, pero la mala condición física de algunos de estos centrocampistas, especialmente Cesc y Silva, amenaza el equilibrio que tanto busca el de Hortaleza. Iniesta, víctima de una intoxicación alimenticia, parece que se va a recuperar a tiempo. Es difícil designar un comandante para este centro del campo, aunque por su forma de jugar y su temple quizás sea Xavi quien tenga más galones. Acostumbrado a llevar la manija de los partidos en el Barça, el catalán no duda en echarse el equipo a sus espalda. Aragonés necesita su juego, pero quiere que sea además su vehículo conductor en el campo, el hombre al que dirigirse cuando haya que plasmar sus instrucciones sobre el terreno.