Diario de León

Juegos Olímpicos | Pekín 2008

La fortaleza del imperio chino

La ceremonia de inauguración se convirtió en una exhibición casi enfermiza de la perfección, tanto visual como patriótica, y la Policía desactivó a los grupos disidentes y de apoyo al Tíbet minutos antes del inicio

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Iván Orio - pekín
León

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China exhibió ayer su fortaleza, tanto dentro como fuera del estadio olímpico. En El Nido dejó con la boca abierta a los ochenta máximos dirigentes mundiales que se olvidaron del boicot y presenciaron in situ la esplendorosa y también propagandística ceremonia de inauguración de los Juegos. Al exterior, el poderío llegó a través de una señal televisiva que llevó las imágenes a más de 4.000 millones de personas de todo el planeta. Era el escaparate perfecto para ofrecer una demostración de supremacía, y los dirigentes del gigante asiático no dejaron cabos sueltos. La ceremonia se convirtió en una exhibición casi enfermiza de la perfección, tanto visual como patriótica, y la Policía desactivó a los grupos disidentes y de apoyo al Tíbet minutos antes del inicio del espectáculo. El mundo miraba con lupa a Pekín, y el Partido lo sabía. La belleza se transformó en un elemento de grandiosidad en sí mismo, en un vehículo de comunicación en el que se mezclaron la tradición y la modernidad, las viejas costumbres y la vanguardia. El mensaje es nítido: los chinos están todavía apegados a los ritos ancestrales, sí, pero, a la vez, miran el futuro convencidos de que es de ellos, de que las otras grandes potencias tendrán que mirarles a la cara cada vez que tomen decisiones de alcance. Nada podía fallar para transmitir esta idea, y el Gobierno no reparó en gastos para asombrar al resto de la humanidad con una exhibición inigualable y para evitar que una protesta, por muy pequeña que fuera, diera al traste con su objetivo. Y si algún deportista amagaba con saltarse el guión -Senegal llevaba una pancarta de signo desconocido-, alguien chasqueaba los dedos y los primeros planos desaparecían en un abrir y cerrar de ojos. La ceremonia trasladó a los espectadores a un estado irreal en el que olvidaron por unas horas que los atletas tienen prohibido realizar declaraciones políticas; que Reporteros sin Fronteras tuvo que retransmitir su programa de radio de forma clandestina desde Pekín; que las autoridades chinas han sofocado con crudeza cualquier atisbo de levantamiento en el Tíbet y las manifestaciones en favor de este pueblo; que su posición sobre Sudán no soporta el menor análisis; que la disidencia interna se paga con la cárcel; y que el respeto a los derechos humanos está constantemente cuestionado. Pero todos estos problemas siguen ahí, y fueron numerosos los jefes de Estado que boicotearon el espectáculo con su inasistencia. La muralla china no tiene de momento grietas en estos Juegos y los defensores del Tíbet y la disidencia intentaron hacerse oír frente a las embajadas del gigante asiático en otros continentes. En Katmandú fueron detenidos más de un millar de tibetanos frente a una sede diplomática que llamaban a proteger la religión budista. 1 Más de dos horas de desfile ponen a prueba la capacidad física de los atletas El desfile de los deportistas participantes en los Juegos Olímpicos de Pekín ha puesto a prueba su capacidad física, ya que la marcha duró dos horas y media, a lo que hay que añadir el tiempo que permanecieron esperando su entrada al estadio. Está mas que justificada, por lo tanto, la decisión del gimnasta español Gervasio Deferr de no ser el abanderado español, ya que hoy debuta en la competición. 2 Una montañera tibetana entre los portadores de la bandera olímpica Una montañera de nacionalidad tibetana, Pan Duo, ha sido incluida por el Comité Organizador de los Juegos de Pekín entre los ocho atletas que entraron en el Estadio durante la ceremonia inaugural portando la bandera olímpica. Pan es la primera mujer que ascendió al Everest por su cara norte. Lo hizo en 1975. En la relación de portadores sólo en el caso de Pan Duo se precisa su origen.

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