Diario de León

El Ejército asume el control aéreo para intentar paliar el caos de la 'huelga salvaje'

La Fiscalía investiga si hubo sedición de los controladores; en León cuatro vuelos fueron cancelados

Cientos de personas hacen cola en los mostradores de las distintas compañías aéreas en el aeropuerto

Cientos de personas hacen cola en los mostradores de las distintas compañías aéreas en el aeropuerto

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j. díaz alda/a. carazo | madrid
León

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Caos total y respuesta manu militari . El plante masivo de centenares de controladores aéreos a media tarde de ayer, ante una nueva vuelta de tuerca del Ministerio de Fomento en la particular guerra que tienen abierta ambas partes, provocó el cierre del espacio aéreo español. Un descalabro sin precedentes que dejó tirados y sin puente de la Constitución a más de 330.000 pasajeros. Escenas de desesperación e ira contra los vigilantes del cielo se vivieron en los aeropuertos de todo el país y de buena parte de Europa, mientras las autoridades y las compañías aéreas trataban de frenar el aluvión de pasajeros que se dirigían hacia los aeródromos. Ante la gravedad de los hechos, pasadas las once de la noche el presidente del Gobierno autorizó al Ministerio de Defensa a asumir el mando en las torres. A esa hora, sólo unos pocos controladores de El Prat y el aeropuerto de Sevilla regresaron a sus puestos, mientras sus compañeros de Barajas se acercaban a sus puestos pero se negaban a firmar la documentación que deben rubricar para iniciar sus labores.

La militarización del control aéreo, un hecho sin precedentes en España, recuerda un gesto similar de Ronald Reagan en 1981. Poco después de que José Luis Rodríguez Zapatero dejara en manos de Carme Chacón el espacio aéreo español, mandos militares se apresuraron a presentarse en los aeropuertos de Madrid, Barcelona y Sevilla con una orden clara, la de supervisar la gestión del tráfico aéreo. El jefe del Estado Mayor del Estado asumía todas las funciones hasta que los controladores depusieran su actitud. La Fiscalía ha abierto diligencias por si hay delito de sedición.

Todo sucedió muy rápido y sin que nadie pudiera preverlo. Por la mañana, el Consejo de Ministros aprobó un añadido a la ley que regula los tiempos de trabajo de los controladores aéreos, que en los últimos días habían protagonizado serios incidentes, argumentando que muchos habían completado su cupo de horas anual. La reacción del Ejecutivo, que bloqueaba una vez más mediante un decretazo los movimientos de los vigilantes del cielo desató la ira de estos. De forma sorpresiva, y a la misma hora en que el presidente de su sindicato (Usca), Camilo Cela, llamaba a la calma en las torres, cerca de un 70% de los controladores se levantó de sus puestos de trabajo aduciendo que se sentían incapaces de continuar con su jornada laboral. Según Aena, incluso, reclamaban que les atendieran médicos militares «para ganar más tiempo».

Uno tras otro, todos los aeropuertos fueron cayendo . Saltaron todas las alarmas y la situación se complicó sobremanera. Justo el día en que Zapatero, trataba de contrarrestar el ataque de los mercados financieros con un nuevo paquete de medidas anticrisis, que le obligó a ausentarse a la Cumbre Iberoamericana. Blanco instituyó un gabinete de crisis y ya por la noche se decidió la militarización del control.

En la Virgen del Camino fueron cancelados tres vuelos con origen en Valencia, Madrid y Barcelona, y en los que debían viajar 150 personas. También se canceló el enlace hacia la capital levantina, para el que se habían vendido 30 billetes. Para hoy había previstos por la mañana vuelos a Madrid y Barcelona.

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