Al borde de la intervención

España se subió este jueves a la ambulancia de la UE. Lo que ocurra en las próximas semanas, o incluso días, determinará si se tiene que someter a una operación a corazón abierto o sale del trance con una terapia menos agresiva. Grecia, Irlanda y Portugal no recomiendan la experiencia de pasar por el quirófano, mientras que Italia todavía intenta evitar el bisturí. La situación que afronta el país transalpino es a lo que se expone la economía española tras rebasar la línea roja del 7% en intereses. El Ejecutivo de Mario Monti convive en Roma con una delegación comunitaria -otra del FMI llegará a final de mes- que vigila con lupa todas sus decisiones.

La vida en la zona de rescate no será fácil para España. Si la prima de riesgo no se relaja sustancialmente, la economía española compartirá con la italiana todos los focos a escala europea. Ciertamente, el Gobierno ya ha pasado por situaciones parecidas, pero nunca había estado tan en peligro la supervivencia del euro. Según algunas opiniones, no puede descartarse que tras las elecciones sea necesario pedir un crédito a la UE y el FMI.

El escenario de un SOS financiero es el más catastrofista, pero el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, en inglés) se reformó recientemente para poder ofrecer préstamos a los socios ahogados por los mercados. En cualquier caso, España podría estar más cerca de la situación de Italia que de pedir un salvavidas. Ante la falta de avances en los ajustes, tanto el FMI como la UE acordaron enviar especialistas a Roma para vigilar sus movimientos. Estos equipos, que actúan como una especie de gobierno paralelo, emitirán en las próximas semanas sus respectivos informes que marcarán el grado de presión que se le aplicará al país.

España sólo sorteará esta intervención indirecta si actúa con rapidez tras las elecciones. En la última cumbre comunitaria los socios dedicaron un apartado a la economía española en sus conclusiones. El tirón de orejas fue mucho más fuerte para Roma, pero el club del euro ya le deletreó al Gobierno dónde debería centrar sus esfuerzos. La primera exigencia fue cumplir «estrictamente» el objetivo de reducción del déficit este año -el límite es del 6%- y extender a nivel regional y local la apuesta por el control presupuestario incluida en la Constitución.

Los miembros de la moneda única también le recordaron a España que su nivel de paro es «inaceptable». Por ello, le urgieron a tomar medidas en el mercado laboral.

Dado el tamaño de sus economías, tanto el rescate de España como el de Italia parecen descabellados.