Diario de León

REESTRUCTURACIÓN DEL SISTEMA FINANCIERO

La parte tóxica de Bankia

El grupo al que pertenece el banco cerró 2011 con 51.468 millones de exposición inmobiliaria y 31.798 millones en activos problemáticos. La entidad destinó 7.500 millones a sanearse.

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PABLO ALLENDE SALAZAR
León

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Ha tardado en conocerse, porque ha apurado el plazo legal dispuesto para ello. Pero ya es pública la exposición al sector inmobiliario con que el grupo Banco Financiero y de Ahorros (BFA), al que pertenece Bankia, cerró el año pasado. Su carga de ladrillos, el activo tóxico que despierta los peores temores de los inversores, asciende a 37.517 millones de euros en préstamos al sector y 13.951 millones en activos (pisos, suelos y promociones) que se ha adjudicado por impagos o para saldar préstamos.

Por poner esos 51.468 millones en perspectiva, equivale a casi cinco puntos del Producto Interior Bruto y casi iguala lo que destinará el Estado este año a pagar los intereses de la deuda y a hacer frente a las prestaciones por desempleo.

La entidad presidida por Rodrigo Rato está haciendo un esfuerzo por reducir su carga. El año pasado recortó sus créditos inmobiliarios más de un 11% y los adjudicados subieron el 15% en términos brutos, pero solo se incrementaron el 3,4% si se descuentan las provisiones. El problema es que estos activos tienen un peso muy elevado en su balance: suponen algo más del 25% del total de sus préstamos al sector privado.

Además, los créditos impagados han crecido el 36%, hasta los 10.564 millones. Un alza que responde parcialmente a que han caído en mora parte de los créditos en riesgo de estarlo (subestándar). Esa partida bajó el 18%, hasta los 7.283 millones. Su morosidad inmobiliaria es del 28%. Si se suman los activos en riesgo de impago, asciende al 47,5%. Y si se suman préstamos morosos, subestándar y adjudicados, los activos problemáticos del banco son de 31.798 millones, el 61% de sus 51.468 millones de exposición al ladrillo.

El más expuesto

BFA es el banco de los cuatro grandes más expuesto al riesgo inmobiliario. Afronta una digestión más abultada que las del Santander (23.442 millones en préstamos y 8.552 en activos adjudicado brutos: 31.994 millones, el 15,5% de sus créditos privados en España), La Caixa (22.437 y 4.585: 27.022 millones, el 15,6%) y el BBVA (14.158 y 2.667: 16.825 mi llones, el 8,9%). Tres bancos, además, a los que sus beneficios dan más margen para sanearse gracias a su negocio exterior en el caso de las dos multinacionales y de la cartera industrial en el de la caja.

BFA, eso sí, ha destacado por el fuerte saneamiento de su balance que realizó el año pasado: 7.500 millones, de los que unos 4.000 millones provinieron de sus reservas. Así, las provisiones -la hucha para absorber las pérdidas- han incrementado su peso hasta suponer el 42% de los créditos inmobiliarios morosos, el 34% de los préstamos en riesgo de impago y el 35% de los adjudicados (53% para sus 2.488 millones en suelo). Sus coberturas, así, están entre las más altas de la gran banca.

La presentación de los resultados de BFA ha estado envuelta en la polémica. El banco asegura que las depositó en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado día 30, el último día hábil para hacerlo, pero sin que estuvieran auditadas, como exige la normativa. Deloitte, la firma responsable, «ha requerido mayor tiempo ante la complejidad del ejercicio», asegura. Además, no las pudo colgar hasta ayer en la web del regulador, como este le había pedido, porque, alega, problemas técnicos.

Las coberturas son clave para que salgan adelante los bancos malos que prepara el Gobierno. Emilio Botín, presidente del Santander, dejó claro ayer que rechaza que se imponga esta fórmula a su banco o al sector en conjunto. «El sistema no necesita esa fórmula del banco malo. No es bueno».

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