Rosell arremete contra parte de la Ceoe tras ser reelegido con 33 votos de margen
Acusa a «unos pocos» de usar las organizaciones como «propiedad privada y particular».
Juan Rosell es felicitado por Antonio Garamendi.
Juan Rosell fue reelegido ayer presidente de Ceoe con un escaso margen de 33 votos sobre su rival, Antonio Garamendi. Rosell obtuvo 345 votos (el 52% de los 660 votos emitidos) frente a los 312 logrados por Garamendi (47,2%), actual presidente de Cepyme. Estaban convocados a las urnas un total de 773 vocales, pero 113 no votaron y hubo tres votos en blanco.
El resultado ha sido muy reñido y, aunque el voto es personal y secreto, en el entorno de Garamendi aventuraban que la balanza ha acabado inclinándose por Rosell por el cambio en la intención de voto de cerca de la mitad de los vocales de la patronal madrileña (Ceim), que habían prometido su apoyo al líder de Cepyme (la otra mitad estaba claro desde el principio que respaldaría a Rosell). El todavía presidente de Ceim, Arturo Fernández -hoy está previsto que dimita y ceda el liderazgo a Juan Pablo Lázaro- explicaba después a un pequeño círculo que «todo Ceim» había votado a favor de «su» candidato. Se da la circunstancia de que Lázaro participó en las reuniones que impulsaron la candidatura de Garamendi.
Una de las tareas pendientes del reelegido presidente es limpiar la imagen de la patronal, duramente golpeada por los escándalos en los que se han visto implicados dos de sus vicepresidentes, Arturo Fernández, por el uso de las tarjetas opacas de Caja Madrid, y Jesús Terciado, por la facturación irregular a Cepyme, así como el anterior presidente, Gerardo Díaz Ferrán, condenado por fraude fiscal y concurso fraudulento y a la espera de juicio por quiebra fraudulenta. «Que nadie se llame a engaño. La ética seguirá siendo mi norte», dijo. El círculo cercano a Rosell se ha quejado durante estos años de que los compromisos éticos que se alcanzaban en la Ceoe no se aplicaban en algunas de las organizaciones asociadas. Por eso, en su discurso, Rosell anunció «una ética de integración, de trasposición a las organizaciones confederadas».
La integración y la convivencia tras la pugna electoral no se antoja fácil. Rosell pronunció un discurso muy duro tras salir reelegido, donde se declaró «decepcionado con algunos, muy decepcionado con muy pocos y agradecido con muchos».
Los primeros minutos de su discurso, tras los tradicionales agradecimientos, fueron para criticar ciertas actitudes internas. «Hay muy pocos, pero hacen mucho ruido, que entienden las organizaciones como propiedad privada y particular y están a favor de sus intereses particulares y en contra de los generales».
Rosell dirigirá la patronal los próximos cuatro años, pero con un respaldo de poco más de la mitad de la representación empresarial. Y la integración y convivencia con la parte vencida y los críticos a su gestión no parece nada fácil.