El Eurogrupo sopesa ya flexibilizar el déficit e inyectar nuevos estímulos
Las medidas, como respuesta al coronavirus, tendrán un carácter temporal y excepcional
Los países del euro podrán desviarse de los objetivos de déficit impuestos por Bruselas e implementar estímulos adicionales a sus economías para contrarrestar el impacto del coronavirus. Ambas medidas tendrán un carácter temporal y excepcional. Lo que significa que los gastos suplementarios que los Gobiernos estén ya asumiendo (o asuman en las próximas semanas) no penalizarían su contabilidad siempre y cuando se justifiquen como respuesta al Covid-19. Ese es el fondo del mensaje que ayer lanzó Mario Centeno, presidente del Eurogrupo, desde Lisboa. Una declaración de intenciones que, de momento, no tiene fecha de activación.
«Estamos preparados para tomar más medidas políticas. Esto incluye medidas fiscales, cuando corresponda, ya que pueden ser necesarias para apoyar el crecimiento», dijo el portugués tras mantener una videoconferencia de dos horas con los ministros de Economía y Finanzas de los diecinueve que comparten el euro, en la que también participaron el resto de socios de la Unión.
Se asume ya que el golpe del coronavirus en la economía será más importante de lo que se presagiaba y que, superada la crisis sanitaria, costará remontar la pendiente que dejará. «El brote está teniendo un impacto negativo en la economía global, pero el alcance y la duración del problema aún es incierto en esta etapa», aseguró Centeno antes de subrayar que «no se escatimarán esfuerzos para contener la enfermedad, proporcionar servicios de salud y sistemas de protección civil para apoyar a la población en las áreas más afectadas y proteger a nuestras economías de daños mayores».
La clave para la UE vuelve a estar en la coordinación «de respuestas y herramientas» para mantener el crecimiento frente al nuevo riesgo «a la baja que supone» el virus, que ya está teniendo un impacto en la cadena de suministros. En ese contexto, se refirió al marco actual de reglas fiscales, que otorga cierta flexibilidad a los países para atender «eventos inusuales fuera del control de los gobiernos».