Diario de León

Bruselas confía en que España cerrará un pacto de reglas fiscales

Calviño trata de salvar las reticencias de Alemania para sacar adelante su ambiciosa agenda

La vicepresidenta española Nadia Calviño atiende ayer a los medios en Bruselas. OLIVIER MATTHYS

La vicepresidenta española Nadia Calviño atiende ayer a los medios en Bruselas. OLIVIER MATTHYS

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La reforma para las reglas fiscales ha pasado a manos de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, que trata de avanzar los trabajos técnicos para lograr un acuerdo entre los Veintisiete lo antes posible. La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, presentó ayer a los ministros de finanzas de la Unión sus cuatro líneas de trabajo y la Comisión Europea confía en que el pacto llegará antes de final de año.

«Resulta esencial que la reforma mantenga el equilibrio. Confío en la presidencia española y soy optimista, pero las elecciones generales podrían traer ciertas complicaciones técnicas», reconoció ayer el comisario de Economía, Paolo Gentiloni. La revisión del marco fiscal es un asunto «urgente» para Bruselas, tras cuatro años en los que estas reglas han permanecido suspendidas para hacer frente a la pandemia y a la guerra en Ucrania.

España espera lograr consenso en «cuatro pilares clave», entre los que destaca el margen que tendrán las instituciones comunitarias para aplicar las nuevas reglas fiscales. También será importante decidir los parámetros de reducción de deuda y déficit, una de las cuestiones más polémicas y que preocupa especialmente a Alemania, que pide al menos un recorte anual del 1% del PIB.

El nuevo marco normativo deberá permitir, además, las inversiones y reformas necesarias, así como recoger mecanismos para asegurar que los Estados miembros cumplen lo pactado.

La propuesta inicial del Ejecutivo europeo incluye un ajuste mínimo anual del 0,5% del PIB para los países con deuda y déficit públicos excesivos (entre los que se encuentran Grecia, Italia y España, entre otros). Al mismo tiempo, abría la puerta a que sean los propios Gobiernos nacionales los que negocien sus planes de reducción con Bruselas, para asegurar el crecimiento económico.

Tan solo un día después de que se diera a conocer la propuesta, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lidner, escribió un duro artículo en el ‘Financial Times’ en el que criticaba que el balance económico se reduzca a una «mera negociación política».

En paralelo, la presidencia española de la UE negociará el fondo de ayuda macrofinanciera a Ucrania, por valor de 50.000 millones de euros. Aquí también deberá sortear las reticencias de Berlín, que ayer cuestionó que los países deban aumentar sus aportaciones al presupuesto europeo en un momento en el que se debe controlar el gasto público.

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