Diario de León

| Crónica | De la ingeniería a las finanzas |

El regreso de Abelló

El ex propietario de Antibióticos y miembro de una de las «familias empresariales» del país es socio de Sacyr, la constructora que quiere gobernar el segundo gran banco: el BBVA

Juan Abelló durante el discurso que pronunció en el acto de ingreso en la Real Academia de Farmacia

Juan Abelló durante el discurso que pronunció en el acto de ingreso en la Real Academia de Farmacia

Publicado por
Mª. J. Alegre - madrid
León

Creado:

Actualizado:

Los socios que integran el grupo aspirante a convertirse en el primer accionista no institucional de BBVA se han ido a pasar el largo fin de semana de la Constitución sin aclarar del todo las razones que les mueven en su iniciativa. Luis del Rivero, Demetrio Carceller, Vicente Benedito y Juan Abelló, cabezas visibles de la anunciada compra del 3,6% del segundo gran banco español -con la pretensión de influir en su gobierno- han abierto un compás de espera antes de decidir su próximo movimiento. La personalidad de los protagonistas de este pretendido desembarco deja más de una incógnita sobre sus propósitos. Cierto que Abelló y Del Rivero son vicepresidentes del Real Madrid, con intereses en los proyectos inmobiliarios de desarrollo al norte de la capital y que también se les puede enmarcar en una órbita financiera (la del grupo Santander) que les presta dinero, les ha vendido activos, y, en algunos casos, les ha ofrecido asientos en los consejos de la entidad financiera o sus participadas. Pero de ahí no se puede deducir la inspiración de sus pretensiones. 1397124194 Juan Abelló El más conocido de los cuatro es Juan Abelló, que, siempre en una discreta segunda fila, ha sido capaz de sacar la máxima rentabilidad en cada una de las operaciones emprendidas, sin cosechar fracasos. Y eso que su biografía empresarial registra la participación en más de una treintena de sociedades. Abelló empezó vendiendo el laboratorio familiar de León, previamente engordado con la venta de la fábrica leonesa de Antibióticos a la italiana Montedison. Por entonces, Mario Conde y él eran dos treintañeros que provocaban admiración y se citaban como ejemplo en las escuelas de negocios, si bien sus personalidades ya apuntaban claras diferencias. Corría el año 1976 cuando arrancó su colaboración, pero Abelló era el heredero de los propietarios que contrató los servicios de Conde como director general adjunto de los laboratorios por 4,5 millones de pesetas (de las de entonces) de remuneración anual. Los dos socios invirtieron su dinero en la adquisición del 4% de Banesto, que atravesaba una etapa de inestabilidad accionarial y controvertida gestión. Diestramente encauzada, la propiedad de aquel porcentaje -no muy superior al que ahora se proponen acumular Sacyr y sus socios- llevó a Conde a la presidencia del Español de Crédito mientras Abelló se reservó la vicepresidencia. Un segundo puesto del que se retiró a tiempo, logrando rescatar -sin plusvalías- la práctica totalidad del capital aportado. Hoy Conde está en la cárcel y Abelló se plantea invertir otra vez en un banco una parte de las ganancias posteriormente obtenidas. Las más jugosas han salido del teléfono móvil. Cuando se promovió en España adjudicar otras licencias del celular a consorcios que compitieran con Telefónica, la oportunidad movilizó a los grupos financieros y a las familias empresariales. Ganaron los agrupados en Airtel, entre los que figuraban el banco Santander y Juan Abelló. Unos cuantos años después, los licenciatarios vendieron a Vodafone, y a las manos de Abelló llegaron 650 millones de euros que engrosaron su capital. Entonces entró en la construcción, con la compra del 13,75% de Sacyr, proporción que elevó después al 15%. Los otros socios En Sacyr estaban quienes ahora son sus socios en la adquisición de BBVA. Luis del Rivero, Manuel Manrique, José Manuel Loureda, eran un grupo de ingenieros de caminos que en 1986 se habían independizado de Ferrovial y, con una aportación conjunta de 250.000 euros, constituyeron una constructora de tamaño mediano, a sensible distancia de los gigantes del sector. Sacyr arrancó con algún contrato en la etapa de gobierno socialista. Con Loureda y del Rivero -que le ha sustituido en la presidencia en fecha reciente- la constructora emprendió una trayectoria de fuerte crecimiento. Sin que le preocuparan algunos empeños fallidos (desde Transmediterránea a FCC, pasando por Metrovacesa), culminó en el plazo de un año tres operaciones de enorme calado. Así concluyeron la compra al Santander del 24,55% de la inmobiliaria Vallehermoso, la adjudicación, con el mismo socio financiero (el banco el 20%, el grupo constructor y de servicios el 50%), de la Empresa Nacional de Autopistas y la adquisición de Somague, la primera constructora portuguesa. La colaboración con el grupo bancario fue estrecha en todo momento. Hace unas pocas semanas que el Santander se desprendió de su participación en el capital de Sacyr. Demetrio Carceller, consejero de Sacyr y otro de los soportes financieros de la compra de BBVA, ocupa un asiento en el consejo de Cepsa (participada por el Santander), está presente en la cervecera Damm y es propietario de la empresa Disa de estaciones de servicio (con su núcleo principal en Canarias, y compradora de las gasolineras de las se ha desprendido BP). Al igual que Abelló, procura pasar desapercibido. Pero ahora todos están bajo los focos.

tracking