El petróleo, imparable, sobrepasa el listón de los 56 dólares por barril

De poco o nada le ha servido al mercado internacional del crudo el gesto de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) de incrementar en medio millón de barriles su producción diaria y de dejar la puerta abierta a un aumento adicional si las cosas no mejoran. Ni siquiera la afirmación del presidente de turno del cartel, el kuwaití Ahmad Al Fahd Al Sabah, de que la organización estudia aplicar ese segundo incremento si en diez días no bajan los precios, consiguió frenar la espiral alcista del oro negro. En medio de un gran nerviosismo, el barril de crudo brent -la referencia en Europa- llegó a pagarse en el mercado de Londres a 56,15 dólares, niveles nunca vistos. También en Nueva York, el west texas -referencia para EE. UU.- estableció un nuevo récord histórico en 57,6 dólares. Ambos cerraron por debajo de ese nivel, en 55,06 y 56,4 dólares, respectivamente. Freno al crecimiento español En esta ocasión, el detonante de la escalada fue la publicación del informe mensual de la Opep correspondiente a marzo, en el que la organización subraya que el consumo mundial de crudo en el 2005 se elevará hasta los 83,98 millones de barriles diarios, cifra un 2,26% superior a la registrada el pasado año. La subida del precio del petróleo restará empuje al crecimiento de la economía española. Así lo asegura un informe hecho público ayer por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), según el cual el PIB español se incrementará este año un 2,75%, una décima y media por debajo del 2,9% previsto por el Gobierno. Los autores del documento alertan de las altas tasas de paro e inflación, del escaso incremento de la productividad y de la carestía de la vivienda, que «podrían socavar los pujantes resultados» de los últimos años. El informe monográfico de la OCDE sobre la economía española juzga «fundamental» reducir el diferencial de inflación con la zona euro, que desde 1997 ha acumulado ocho puntos porcentuales, para evitar una erosión continua de la competitividad. Aconseja mejorar el sistema de negociación colectiva y fortalecer la competencia en los sectores protegidos, como la distribución comercial, la energía y la telefonía móvil. Los autores censuran la «dirección equivocada» emprendida por la nueva Ley de Horarios Comerciales.