La factura energética supone ya el 10,2% del gasto doméstico

La factura energética ya supone el 10,2% del gasto doméstico en las familias de rentas medias, cuando el peso de ese desembolso era prácticamente la mitad (el 5,4%) en tiempos de la crisis del petróleo de 1973. En términos relativos, el precio del crudo era en aquella época algo superior al actual, y el gasto se ha disparado por la mejora del nivel de vida y, sobre todo, por el uso de vehículos particulares. Un estudio de Caixa Catalunya revela un importante cambio en el patrón de gastos de los hogares. Si en 1973 el 53% del desembolso doméstico en energía estaba destinado al funcionamiento de la vivienda (luz, calefacción, electrodomésticos) y el 47% restante al pago de carburantes para el transporte, en el 2005 la factura energética del domicilio sólo representa el 41% del gasto, y el 59% se dedica a alimentar los vehículos particulares. Los autores del trabajo ponen de manifiesto que el peso de la energía en el gasto familiar ha crecido el doble en los hogares de rentas bajas. En este colectivo de familias la participación de la energía en su presupuesto ha aumentado el 117% entre 1973 y 2005, al pasar del 4,8% del total al 10,4%. Por el contrario, en los hogares con altos ingresos el peso de la factura energética ha aumentado el 53% en ese periodo, desde el 6,2% inicial al 9,5% del pasado año. Ingresos bajos El cambio en la estructura del gasto energético se nota mucho más en las familias de bajos ingresos, que en 1973 destinaban el 73% de este desembolso al mantenimiento del hogar frente al 27% dedicado a la compra de carburantes y que en 2005 habían cambiado de forma drástica esta relación. El pago de los carburantes ya supone el 43% del gasto total en energía de estas familias. El desembolso en carburantes para transporte ha multiplicado por 3,5 su peso en el presupuesto de las familias con rentas bajas, en las que ya representa el 4,5% del gasto total doméstico. En los hogares con ingresos elevados, el avance de la partida de gasto en carburantes ha sido menos espectacular, al multiplicarse por 1,6 entre 1973 y 2005, pasando del 3,7% al 6% del gasto total de estas familias.