Diario de León

El valor que desató el terror perdió el 80% en dos meses tras ganar un 1.000% en apenas un año

Astroc desata el pánico a la burbuja y hunde al sector «ladrillo» en bolsa

Las inmobiliarias, las constructoras y las entidades financieras se ven arrastradas «Es sólo un

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Julio Díaz de Alda - león
León

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Vender a toda costa y huir de la quema cuanto antes. Ese fue el mensaje que corrió ayer como la pólvora entre los inversores, que vieron cómo el desplome de las inmobiliarias arrastraba al resto del mercado. El ladrillo cayó a plomo con descensos generalizados superiores al 10%. El enésimo batacazo de Astroc se llevó por delante al resto en un claro movimiento de abandono de posiciones en empresas que en los últimos años, y al calor del boom inmobiliario, han visto crecer su cotización como un suflé. Las entidades financieras y las constructoras sufrieron también notables descensos. El Gobierno trasladó a los ahorradores un mensaje de tranquilidad y restó importancia a lo que denominó un «reajuste» del mercado. ¿Cuánto vale una inmobiliaria? Esa es la gran pregunta que nadie ha sabido responder, y quien se ha atrevido ha recurrido al tópico de «lo que quieran pagar por ella». El descalabro de Astroc Mediterráneo, que en dos meses ha perdido un 80% de su valor tras revalorizarse un 1.000% en menos de un año, fue el detonante. Miles de millones de euros volatilizados en días sin que nadie se escandalizara. Esa fue la gota que colmó el vaso y que provocó que las inmobiliarias cayeran como fichas de dominó. Y tras éstas, las constructoras (muchas tienen actividad inmobiliaria), los bancos y el resto del Ibex 35. La sensación mantenida, pero obviada, de que el ladrillo está sobrevalorado -lo ha reconocido el propio sector- ha dado paso al sálvese quien pueda . En los últimos años el precio de la vivienda ha crecido sin cesar y quien no ha invertido en pisos lo ha hecho en empresas que levantaban pisos. Hay mucho dinero ahorrado en un sector que el año pasado logró ganancias récord. Pero ahora el pastel inmobiliario ya no parece tan atractivo, aunque hay que diferenciar entre empresas. No todas tienen el mismo perfil, ni son tan transparentes ni tienen sus activos a la vista y diversificados por negocios y países. Pérdidas de la jornada La jornada se saldó con un recorte en el Ibex del 2,73%, el segundo más alto del año, lejos de los descensos que también se dieron en Europa, que no llegaron al 1%. El desplome más abultado correspondió, como no, a una inmobiliaria: Urbas. La empresa, dedicada a la compra de terrenos y edificios, se dejó un 13,24% después de permanecer suspendida por su alta volatilidad. No le fueron mejor las cosas a Colonial y Montebalito, de perfil y presencia en el mercado muy distintos, pero que compartieron desplomes superiores al 12%. Cleop, Inmocaral y Fadesa sufrieron descensos del 11% y Astroc, la punta del iceberg, logró contener su naufragio y sólo cayó un 9,4%. Pero el aluvión de ventas no se detuvo ahí. Contagiadas, las constructoras se dejaron lo suyo. Sacyr Vallehermoso perdió un 8,2% y FCC hizo lo propio en un 6,7%. Acciona retrocedió un 5,1% y hoy saldrá al parqué a 163,75 euros, y ACS se dejó un 4%. Los bancos fueron, de rebote, otros de los perjudicados. Han financiado muchas operaciones vinculadas al ladrillo y, ante la más mínima duda, los inversores prefieren salir y hacer caja. Bankinter perdió un 5,2%; Sabadell, un 5,1%; Popular, un 4,7% y Banesto, un 3,3%. BBVA retrocedió un 2,8% y Santander, un 3,1%. Uno de los riesgos de quienes prestan dinero a las empresas inmobiliarias es que, en muchas ocasiones, éstas les pagan en acciones. Títulos que si se desploman requieren garantías adicionales que no hacen sino agrandar la bola de nieve de su deuda.

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