Diario de León

Pelosi intenta incapacitar a Trump mientras siga con la medicación

El presidente se niega a guardar cuarentena por el covid y dará discursos ante cientos de personas

Un cartel electoral de Donald Trump. VALDRIN XHEMAJ

Un cartel electoral de Donald Trump. VALDRIN XHEMAJ

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Donald Trump, El Invencible. Así lo ven ya sus seguidores, un líder que «habla claro» y dice lo que nadie se atreve a decir, que embiste contra los poderes fácticos sin que ni los medios más poderosos, ni el Congreso, ni su propio partido hayan podido con él. Ahora también ha resistido el embate del temido «virus chino» en un tiempo récord y sale de la enfermedad más fuerte que nunca, lo que contribuye al aura que cultiva.

Para probarlo Trump quiere estar de vuelta en la arena electoral, con una ronda de mítines en los estados claves de Florida y Pensilvania, afortunadamente algo difícil de improvisar por la logística que conlleva.

Todo el que ha probado los esteroides que se le administran aseguran precisamente que les hace sentirse «invencibles». Su médico se niega a mostrar las placas pulmonares, pero el tratamiento administrado —y la falta de aire que acusa durante las entrevistas— sugiere que ha sufrido un caso grave de neumonía por covid-19. Para esos casos los protocolos médicos recomiendan 20 días de aislamiento que, obviamente, no ha tenido y diez si hubiera sido un caso leve. De lo contrario el presidente de EEUU sería un riesgo para la salud pública.

Llevarlo a actos públicos masivos suena descabellado. La portavoz del Congreso Nancy Pelosi busca su inhabilitación temporal mediante una ley que no saldrá adelante y que los trumpistas ven como otro intento desesperado de acabar con él.

Desde el martes el mandatario ha lanzado dos centenares de tuits y ha cambiado de opinión varias veces con respecto a la ley de estímulo económico que tiene a todo el país en vilo. Cuando parecía que por fin había un acuerdo, después de haber dicho dos días antes que se retiraba de las negociaciones hasta después de las elecciones, Trump dijo el viernes en el programa radiofónico de Rush Limbaugh que subirá 400.000 millones de dólares la apuesta de 1.800 que ha hecho su propio partido a los demócratas para cerrar el trato.

El propio portavoz del Senado Mitch McConnell, que por una vez coincide con Pelosi en no acercarse a la Casa Blanca «ni de lejos», se rascó la cabeza y atribuyó la decisión a la cercanía electoral. «No creo que podamos llegar a ningún acuerdo sensato en las próximas tres semanas», lamentó.

INSULTOS A SUS RIVALES

Encerrado en sus aposentos, Trump no ha parado de dar entrevistas a sus favoritos de la cadena Fox y de insultar a todos sus rivales, desde Obama hasta Kamala Harris, pasando por Hillary Clinton y Joe Biden. A Harris la llamó dos veces «monstruo», un calificativo que hasta ahora reservaba para terroristas y asesinos. Referido a una persona de color conecta con el racismo que utilizaba gente como el temido fiscal de Carolina del Sur Donald Meyers para deshumanizar a los acusados de color y arrancar a jurados blancos penas capitales para esas «bestias», «hombres de las cavernas» y hasta «King Kong», recordaba el Centro Brennan para la Justicia.

Durante el debate del miércoles la pareja presidencial de Joe Biden fue firme pero calmada, porque su campaña capitaliza el contraste de civismo, pero Harris logró algo que a Trump le duele en el alma: el duelo televisivo fue el segundo más visto en la historia de los debates de vicepresidentes, después del que mantuvo Sarah Palin con Biden en 2008. Y encima Trump no tendrá pronto la oportunidad de batirla, porque no ha aceptado el formato virtual que ha propuesto la Comisión Presidencial de Debates para el próximo encuentro del viernes en Miami. Si el presidente quiere actuar con irresponsabilidad asistiendo a actos públicos cuando debería estar confinado, la comisión no quiere ser cómplice.

De no alcanzarse un acuerdo Biden podría tener el escenario para él solo y Trump tendrá que competir acaparando la atención de la opinión pública en las redes sociales y los medios de comunicación que tan bien sabe manipular. Mientras diga algo escandaloso tiene garantizada la atención.

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