¿Acuerdo trampa?

Es curioso: el acuerdo, muy importante sobre el papel, sobre un principio de retirada gradual israelí de Gaza y las ciudades palestinas reocupadas fue firmado por los generales Ben Eliezer y al-Yahiah en un hotel en Tel Aviv. Benjamin ben Eliezer es ministro de Defensa del gobierno israelí (y líder, entre paréntesis, del partido laborista) y Abdulrrazak al-Yahiah es el ministro del Interior del gobierno palestino (Autoridad Nacional), nombrado por Yassir Arafat con mando sobre el proceso de reordenación y fusión de todas las fuerzas de seguridad. Pero ellos han procedido como particulares, se han reunido en un hotel y, además, lejos de Jerusalén... El arreglo, esbozado hace días y aplazado, debe empezar a ser puesto en práctica hoy mismo: se llama «Gaza, primero», lo ha patentado Ben Eliezer (no, exactamente, el gobierno israelí, una mezcla explosiva de sensibilidades) y consiste, como todos los anteriores, en ir cediendo el control de las ciudades ex-autónomas, con una condición: que la policía palestina garantice la seguridad e impida los (eventuales) atentados. No es calumnioso decir que Ben Eliezer entiende transformar a la Seguridad palestina en un elemento auxiliar de su propio esfuerzo: unos palestinos (los uniformados de Abdulrazzak) vigilarán y detendrán a otros (los que, islamistas o no, rehúsan cancelar la política de atentados). Pero hay algo más: para conseguir que la eficacia oficial palestina sea un hecho se cuenta con el Plan Tenet , que involucrará a funcionarios egipcios y jordanos y tendrá el aval y la última mano de la CIA. La semana pasada Abdulrazzak se entrevistó en Washington con George Tenet, director de la CIA, autor de un plan que lleva su nombre y que, ahora, es como el formato y la garantía de lo propuesto por Ben Eliezer. Tenet, bien visto por la Seguridad palestina, no hace propuestas políticas, sólo técnicas y busca los medios para ejecutarlas. Pero los activistas no lo ven así: lo consideran una petición de rendición incondicional, el fin maquillado de la Intifada y reclaman su derecho a resistir por todos los medios y sin limitación geográfica. Conclusión: salvo que se provoque la adhesión al acuerdo del Hamas, la Yihad y Mártires de al-Aqsa, el arreglo seguirá siendo rehén de los atentados. Y, si se producen, el general Sharon culpabilizará de nuevo a Arafat y lo hará desde su oficina en Jerusalén, no desde un hotel en Tel Aviv...