Diario de León

Un grupo radical islámico vinculado a Teherán y Bagdad oculta a 150 miembros de la organización

«The Guardian» afirma que Al Qaida se entrena en un campo en Irak

La red terrorista Al Qaida ha establecido un campo internacional de entrenamiento en el norte de Irak con la ayuda de un grupo radical islámico vincu

Osama Bin Laden aparece rodeado por miembros de Al Qaida en un campo de entrenamiento

Osama Bin Laden aparece rodeado por miembros de Al Qaida en un campo de entrenamiento

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Agencias - LONDRES.
León

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«Son entrenados para operaciones terroristas dentro de la región kurda», señaló una fuente secreta al diario. The Guardian recuerda que esta semana la Administración estadounidense consideró un ataque contra el territorio controlado por Ansar porque sospechaba que Al Qaida estableció un laboratorio para experimentar con armas químicas y biológicas. Pero los expertos estadounidenses decidieron que lo que estuviera experimentando la red Al Qaida era demasiado rudimentario para suponer una amenaza directa y consideraron que no valía la pena arriesgar vidas estadounidenses, agrega el diario. Según el artículo, también hay evidencias de que Ansar cuenta con apoyo logístico de Irán, donde al parecer tiene oficinas. Varios analistas creen que sería imposible que un número importante de miembros de Al Qaida pasaran de Afganistán a Irak a través de Irán sin el conocimiento de Teherán, dice el diario. The Guardian añade que quinientos combatientes de Ansar han impuesto al parecer las estrictas reglas de los talibanes en pueblos montañosos remotos del este del Kurdistán. Acusación Un tribunal secreto del que los estadounidenses nunca habían oído decisión judicial alguna hizo pública ayer la más conflictiva de todas sus sentencias, aquella en la que acusa al FBI de haberle mentido y abusado de su poder para espiar a los ciudadanos. El llamado Tribunal de Control de Espionaje Exterior fue creado en 1978 tras los escándalos de escuchas telefónicas que provocaron la dimisión del presidente Richard Nixon por el caso Watergate. Desde entonces, los siete jueces federales en turno rotatorio, ahora ampliados a once, han aprobado rutinariamente casi todas las peticiones de órdenes judiciales que presentaba el FBI para escuchas telefónicas u otros métodos de vigilancia electrónica. La habitual sumisión de este órgano secretísimo hizo que algunos organismos que vigilaban las libertades civiles lo calificaran amargamente de ser un «un mero sello» del gobierno para validar sus investigaciones. De hecho, hasta que surgieran los casos en disputa, el tribunal sólo había denegado una de las peticiones, pese a que el FBI le solicitaba unas mil intervenciones anuales. Según el insólito varapalo el FBI mintió o confundió intencionadamente a los jueces.

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