Diario de León

Italia llora la muerte de 26 niños y tres adultos TERREMOTO EN ITALIA

San Giuliano pierde a la mitad de la generación del 96

Los bomberos sacaron ayer a las 15.30 horas el cadáver del último niño de la escuela de San Giuliano de Puglia, derrumbada por un terremoto. Después del pequeño Angelo, que s

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Íñigo Domínguez - SAN GIULIANO.
León

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Las ambulancias subían sin prisa la cuesta del pueblo y se limitaban a llegar al pabellón municipal para depositar los cuerpos. Dentro se encontraba un pueblo ya marcado por el dolor que sufría y lloraba frente a una hilera de ataúdes blancos. El balance final de la catástrofe es de 29 muertos, 26 de ellos niños de la escuela, además de una maestra y dos mujeres sorprendidas en sus casas por el temblor. Esta cifra supone que este pequño pueblo italiano se ha quedado sin niños, casi todos los nacidos en el año 1996. Frente a esas cifras del drama, otros 28 niños y cinco adultos consiguieron salir vivos de entre los escombros. La región más pobre Italia entera se lamenta de la catástrofe de esta pequeña aldea de Molise, una de las regiones más pobres del país, pero también se pregunta lo mismo que los mil vecinos de la localidad: ¿Por qué precisamente fue la escuela la que se vino abajo? Los edificios situados en torno al colegio muestran grietas y boquetes evidentes, pero han aguantado en pie y son mucho más viejos que el colegio. Sólo otra casa, cien metros más allá en la calle principal, se ha desmoronado completamente, aunque deja ver una estructura primitiva de piedras y vigas de madera. La escuela, sin embargo, fue construida en 1953, con cimientos y vigas de hormigón, pero cayó a plomo sobre sí misma. Los dos pisos del bloque quedaron reducidos a dos metros de cascotes bajo el tejado. La Fiscalía italiana ya anunció ayer que ha abierto una investigación para aclarar si hay responsabilidades en la tragedia. De momento, mientras aún el viernes se contaban los muertos, no ha habido tiempo para exámenes sobre el terreno. Suenan, eso sí, las críticas furibundas de los vecinos, que aseguran que el estado de la escuela no era aceptable. Sin embargo, era uno de los pocos edificios que tenía un certificado de resistencia ante los movimientos sísmicos. Esta paradoja será lo que tengan que aclarar ahora las autoridades competentes. Caótico rescate La tragedia, por desgracia, ha puesto en evidencia una caótica y desordenada capacidad de respuesta de los servicios de emergencia italianos. En 24 horas no han cesado de llegar a San Giuliano camiones de bomberos, todoterrenos de Protección Civil, unidades del Ejército, de la Marina, ambulancias, Carabinieri, hasta la Guardia de Finanza. Los vehículos hacían cola en la carretera y el pueblo era una exagerada acumulación de hombres uniformados, con buena voluntad pero con mucha confusión. Pese a todo, la instalación de tiendas en la comarca aún estaba comenzando en la mañana del viernes. Unos 3.050 vecinos de San Giuliano, Santa Croce -a un kilómetro de distancia- y Larino no pudieron regresar a sus casas el día anterior y durmieron en tiendas, pabellones, pero también en coches o en los olivares. Tras los seísmos del viernes, el miedo era aún más presente y fueron muchos más los que decidieron no volver a casa.

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