Diario de León

Al menos seis personas mueren apulañadas en Sidney

El atacante, de 40 años, eligió a sus víctimas de manera «aleatoria»

La policía de Sidney trabaja en los alrededores del centro comercial. STEVE MARKHAM

Publicado por
María Rego
Madrid

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La de ayer era una tarde normal de sábado en el centro comercial Westfield Bondi Junction de Sídney, con centenares de clientes en sus tiendas y restaurantes y también por sus pasillos. Pero un hombre de 40 años, armado con un cuchillo de grandes dimensiones, decidió convertir la normalidad en una pesadilla. Sin mediar palabra, y con una actitud que algunos testigos calificaron de «dispersa y caótica», comenzó a apuñalar a quienes se cruzaban en su camino hasta que una policía lo abatió de dos disparos. En su sangriento paseo dejó seis víctimas mortales y al menos ocho heridos de diferente consideración, incluido un bebé de nueve meses cuya madre falleció en el ataque, que tuvieron que ser evacuados a hospitales.

El primer ministro australiano, Anthony Albanese, se mostró conmocionado por el incidente, que definió como «extremadamente desgarrador». La investigación inicial descartó que se tratara de un acto terrorista. El suceso quedó registrado en las cámaras del centro comercial, situado a unos seis kilómetros del centro financiero de Sídney. La grabación muestra al atacante sobre las 15.10 hora local (7.10 en la Península) cuando aparece por primera vez en el complejo y vuelve a salir. Unos diez minutos después regresa, ya con un cuchillo de gran tamaño en la mano. El resto de la cinta parece una película de terror. El hombre sube planta por planta y clava «aleatoriamente» el arma a las personas que se encuentra a su paso, mientras el resto corre para evitar convertirse también en su víctima. Algunos se dirigen a las salidas de incendios y otros tratan de abandonar el edificio, pero la mayoría busca refugio en las tiendas, como una farmacia donde repartieron muletas y bastones por miedo a que entrara el agresor y tuvieran que defenderse.

«Nunca había visto gente tan asustada», reconoció Leanne Devine, dueña de una peluquería en las galerías, al diario ‘The Sydney Morning Herald’. Los testigos coinciden en que el hombre, cuya identidad no había trascendido al cierre de esta edición aunque las autoridades confirmaron que era una persona conocida por la Policía, elegía a sus víctimas al azar. Vestido con una camiseta de la NRL (la Liga australiana de rugby) y un pantalón corto, caminaba «tranquilo». «Todo el mundo lloraba, para ser honesto, da mucho miedo», relató Bill, empleado del centro comercial.

«Tan pronto como miré pude verlo todo justo frente a mí. Se podía ver el rastro de sangre. Miré a la tienda de Chanel y había un cadáver en el suelo. Había otra señora con las piernas en alto, así que todavía estaba viva», describió. Fue en la planta donde él estaba, la quinta, donde una policía evitó una matanza mayor al abrir fuego contra el sospechoso, que murió en el momento. El primer ministro agradeció la intervención tanto de la agente como de los ciudadanos.

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